Llevamos semanas oyendo hablar de las ofertas del Black Friday de las tiendas. De hecho, muchos negocios ya llevan ofreciendo (supuestos) descuentos del Black Friday desde hace varios días. El último viernes de noviembre es una fecha clave para hacer compras, ya que nos volvemos locos por beneficiarnos de los descuentos y el consumismo se dispara. Pero frente a esta jornada se opone el Día de No Comprar Nada.
¿Por qué hoy es el Día de No Comprar Nada?
Si alguien nos pregunta qué se celebra el último viernes de noviembre seguro que no tenemos dudas: ¡el Black Friday! Pero el último viernes de noviembre también se celebra el Día de No Comprar Nada.
El Día de No Comprar Nada, Día Mundial Sin Compras o Buy Nothing Day (BND) es una jornada que pretende protestar contra el consumismo. De esta forma se invita la sociedad a no consumir nada para denunciar el dañino modelo actual de producción y consumo. La finalidad es promover formas de consumo alternativo más sostenibles.
Obviamente, el consumo exacerbado que caracteriza nuestro modelo de vida actual también tiene un impacto directo sobre el medioambiente. Por eso los ecologistas animan a las personas a reutilizar, reducir y reciclar (la famosa regla de las erres) antes de gastar dinero. Y también debemos plantearnos si realmente necesitamos eso que vamos a comprar. Un producto puede estar a un precio irresistible, pero sin duda vamos a ahorrar más dinero si no compramos nada en primer lugar.
¿Sirve realmente para algo este día?
El Día Mundial Sin Compras es un gran desconocido que lleva celebrándose casi 20 años. Se configura así como un David que pretende luchar contra el Goliat de las compras del Black Friday.
Pero no solo es una jornada que pasa desapercibida, es que su utilidad, más allá de intentar concienciar, no tiene mucho más alcance. De hecho, muchas personas y asociaciones critican la iniciativa del BND porque, ¿qué se va a solucionar por no comprar nada durante 24 horas? Esta premisa no va a suponer mucha diferencia y, además, implica que otro día se comprará más.
Sin embargo, este manifiesto capitalista, ecologista y anticonsumo debería hacernos reflexionar un poco acerca de nuestro modelo de producción y consumo. Vivir implica gastar dinero, sí, pero no todas las compras que hacemos son necesarias. Si nos resistimos a comprar algo, le estaremos haciendo un favor a nuestros ahorros... y también al planeta.