Hoy es 24 de enero, el Día Internacional de la Educación. Esta fecha fue impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para concienciar a la sociedad acerca de la importancia de la educación. ¿Pero por qué hay que invertir en educación y por qué se debe fomentar la educación universal y de calidad?
Invertir en educación es invertir en nuestro futuro
El cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 busca "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida". Pero, obviamente, alcanzar este objetivo sin invertir en educación es imposible.
La educación es un derecho fundamental y la base para crear una sociedad justa, autosuficiente e igualitaria. También nos ayuda a desarrollarnos como personas y a encontrar la carrera laboral más adecuada para nosotros, lo que aumenta la productividad, la felicidad, la autocomplacencia y el potencial de crecimiento económico de la sociedad. Como consecuencia, la educación es una pieza clave para erradicar la pobreza, promover la igualdad, aumentar la competitividad laboral y mejorar la salud.
En resumen, la educación nos hace mejores personas. De esta forma, la educación influye en el desarrollo social de las personas y en el desarrollo económico de los países.
Una inversión muy rentable
Durante años, los economistas han estudiado la rentabilidad de la inversión en educación. De hecho, el análisis que realizó el Nobel de Economía James Heckman reveló que invertir en párvulos es mucho más rentable para un país que la inversión en los mercados financieros. Su estudio concluía demostrando la necesidad de invertir en educación para alcanzar un mayor y mejor desarrollo de los ciudadanos.
Por su parte, la UNESCO también pone de manifiesto la importancia de invertir en educación como una de las claves para reducir los niveles de desigualdad en los países. Por lo tanto, vinculan directamente el desarrollo de la sociedad con la formación y los recursos para que los jóvenes estudien.
Pero la inversión en educación también tiene un impacto en la competitividad de las empresas y su mayor productividad, puesto que estarán mejor gestionadas si hay un mejor talento universitario dirigiéndolas. Aunque esto no siempre sucede así, los negocios que reclutan personas con un alto nivel educativo tienen más posibilidades de tener éxito.
En otras palabras, la educación es un gran impulso para el crecimiento de las economías. Además, no hay que olvidar que el futuro de las sociedades del mañana depende de la educación que reciban los jóvenes de hoy.