Cuando tenemos unos "ahorrillos" en el banco suele ser más rentable invertirlos en algún producto financiero que genere intereses antes que dejar que el dinero se llene de telarañas en la cuenta. Si jugamos bien nuestras cartas y optamos por un producto de ahorro a largo plazo, podremos beneficiarnos del interés compuesto. ¿Pero qué es eso del interés compuesto y para qué sirve?
El interés compuesto en las finanzas
El interés compuesto es el interés de un capital al que se suman sus rendimientos para producir otros. Es decir, que el interés compuesto es el beneficio que obtenemos cuando los intereses que generan los productos de ahorro e inversión producen a su vez nuevos intereses.
En palabras más sencillas, se trata de los intereses que pasan a formar parte de la masa principal de la inversión, lo que nos permitirá obtener rentabilidades cada vez mayores. Es lo contrario del interés simple, que se calcula sobre la cantidad original.
Por lo tanto, estos intereses provocan que el dinero depositado originalmente se multiplique exponencialmente. Eso sí, solo en el caso de que la inversión produzca intereses. Pero, para que nuestras ganancias aumenten en base a los intereses compuestos, es necesario que la entidad reintegre los beneficios en la masa principal de la inversión en plazos cortos, como un mes o un año.
Los beneficios generados pasan a formar parte de la cantidad principal, de forma que la entidad bancaria tiene que calcular de nuevo los intereses que le corresponden al titular. Sobre esta base se articulan la mayoría de los planes de pensiones. Asimismo, en aquellos maravillosos tiempos en los que los bancos daban intereses por mantener las cuentas de ahorro en lugar de cobrar comisiones de mantenimiento, lo más habitual es que también se aplicara el interés compuesto.
Ventajas y desventajas
Obviamente, la principal ventaja de los intereses compuestos es que no es necesario hacer nuevas aportaciones para que los beneficios aumenten. El efecto de este tipo de ahorro se aprecia especialmente en las inversiones a largo plazo.
Por otro lado, aunque estos intereses pueden ayudar al crecimiento de nuestras inversiones, también se pueden aplicar en el ámbito de los préstamos y los créditos. En ese caso, la capitalización puede perjudicarnos. Por eso es importante leer cuidadosamente las condiciones de cada producto financiero antes de contratarlo.