Hoy en día, por poco que nos guste, los bancos son prácticamente necesarios, ya que los utilizamos para centralizar nuestras finanzas. Párate un momento y piensa: ¿conoces a alguien que no tenga una cuenta bancaria? Seguramente no, porque la inmensa mayoría de los españoles adultos son titulares de una cuenta. Pero no ocurre lo mismo en todas las sociedades. Además, las fintech y las apps financieras están cambiando el panorama tradicional de la población bancarizada.
¿Qué es la bancarización?
La bancarización es el nivel de utilización que hace la población de los productos y los servicios bancarios dentro de una economía. Como consecuencia, la bancarización refleja el progreso del sistema financiero de un país y la incidencia de la red bancaria en la sociedad.
En palabras más sencillas, la bancarización se refiere al grado de uso de los bancos y sus servicios por parte de los ciudadanos de un territorio. Por lo tanto, la población bancarizada es aquella que forma parte de la red bancaria.
¿Pero qué productos abarca la red bancaria? La bancarización no se refiere solo a las tradicionales cuentas bancarias, sino que también engloba los créditos y los préstamos, así como fondos de inversión, medios de pago, emisiones de deuda y planes de pensiones, entre otros.
La evolución de la población bancarizada
La población bancarizada ha ido creciendo considerablemente durante el último siglo, especialmente en los países de Occidente. Esta expansión ha venido determinada por la amplia carta de servicios cotidianos que realizamos a través de los bancos, así como la integración de los avances tecnológicos en los productos bancarios. Y es que ahora podemos realizar cualquier tipo de operación bancaria desde nuestro teléfono móvil.
Pero, además, las fintech y las apps financieras también han jugado un papel muy importante para avanzar hacia una inclusión financiera más plena. Por eso los bancos también se están transformando para poder llegar así a la población no bancarizada.
La gran ventaja de las fintech es que tienen una mayor capacidad para adaptarse a las necesidades del cliente y a las vicisitudes de la vida moderna, tal y como ocurre con los servicios que presta Azlo. El modelo de negocio más tradicional (e impersonal) de los bancos no puede cubrir ciertas necesidades, especialmente cuando se trata de personas más vulnerables. Pero las fintech y las aplicaciones móviles sí que pueden aportar soluciones rápidas y versátiles.
El objetivo es aumentar la población bancarizada y buscar una mayor inclusión financiera. Como consecuencia, el crecimiento económico será más equitativo y se reducirá la pobreza. Y esto, a su vez, deriva en otros beneficios para la sociedad, como el fomento del empleo, la innovación y el emprendimiento. Y, además, se reduce el uso del dinero en efectivo y, por lo tanto, la economía sumergida y la evasión fiscal.