España sigue a la cabeza del paro en la Unión Europea, con una tasa del 13,3% en abril. Esto significa que hay millones de personas que quieren trabajar, pero que no encuentran trabajo, una situación que es contraria al pleno empleo.
Pleno empleo: Concepto y características
El pleno empleo es una situación utópica en la que todas las personas de un país que están en condiciones de trabajar y que quieren hacerlo tienen un empleo. Es decir, que la demanda de trabajo es igual a la oferta. Se trata de un supuesto teórico en el que el mercado laboral se encuentra en perfecto equilibro, ya que todas las personas que pertenecen a la población activa y buscan trabajo lo encuentran.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Incluso en una situación utópica como esta siguen quedando ciertas personas en situación de desempleo, una circunstancia conocida como desempleo friccional. El desempleo friccional es el desempleo voluntario que abarca el tiempo entre que un trabajador deja un empleo y encuentra otro. Además, también está el desempleo estructural y la tasa NAIRU, correspondientes con el proceso de ajuste del mercado.
Por eso, en la práctica se considera que en un país existe pleno empleo cuando la tasa del paro se corresponde con el desempleo friccional y el desempleo estructural. Pero, de nuevo, esta situación es prácticamente imposible de alcanzar por las propias características del mercado y por las necesidades de las empresas y de los trabajadores.
¿Una meta inalcanzable?
Obviamente, alcanzar el pleno empleo es un objetivo deseable, tanto a nivel económico como social y moral. ¿Pero cómo alcanzar esa meta? Hay diferentes formas de responder esa pregunta.
Por un lado, el keynesianismo defiende que el Estado tiene que intervenir en épocas de crisis a través de inversiones públicas que fomenten el empleo, descartando un ajuste automático entre oferta y demanda. Por otro, la teoría del liberalismo sostiene que el equilibrio debe alcanzarse a través de la libre competencia con una intervención del Estado mínima. No obstante, en algunos países se entiende que el trabajo es un derecho (trabajo garantizado) y que el Estado debe luchar para buscar el pleno empleo como un objetivo preferente.
Actualmente, la política económica mundial se basa en la doctrina neoliberal, utilizando el desempleo como herramienta para controlar la inflación. Si aumenta la presión sobre los costes, los bancos centrales suben los tipos de interés para restringir el acceso a nuevos créditos. A su vez, esto desacelera la contratación de nuevos trabajadores por parte de las empresas y se frenan las demandas salariares, lo que al final consigue bajar la inflación.