El tema de las pensiones sigue siendo un quebradero de cabeza para el Gobierno, que no termina de dar con una fórmula para garantizar el sistema. Ahora se esta barajando tener en cuenta las cantidades cotizadas durante toda la vida laboral para calcular la cuantía de las pensiones. ¿Qué se sabe hasta el momento?
¿Es mejor valorar toda la vida laboral para calcular el importe de las pensiones?
La hucha de las pensiones está a punto de romperse. El Gobierno ha ido lanzando diversas propuestas para mantener la viabilidad de las pensiones, como la subida temporal de las cotizaciones, una medida especialmente destinada a garantizar las pensiones de los baby boomers.
Sin embargo, no hay una solución sencilla y las pensiones siguen sobre la cuerda floja. De hecho, a finales de mayo, el secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, Israel Arroyo, reconoció que el modelo "ideal" para calcular el importe de las pensiones es tener en cuenta las cantidades cotizadas a lo largo de toda la vida laboral.
Esto no quiere decir que se vaya a utilizar este modelo a partir de ahora. No obstante, la adaptación del periodo de cómputo para el cálculo de las pensiones está incluida entre las propuestas del Plan de Estabilidad 2022-2025 enviado a Bruselas, aunque hasta el momento el Gobierno descartaba la ampliación.
Por lo tanto, según Arroyo, lo más probable es que la reforma de las pensiones extienda el periodo paulatinamente a través de plazos transitorios muy largos hasta llegar a ese modelo "ideal". Además, también aseguró que será un sistema más justo y equitativo para los trabajadores del futuro.
¿Para qué sirve este cambio en el cálculo?
¿Pero a qué se debe este cambio? La idea es adaptar el periodo del cálculo de las pensiones a las nuevas carreras laborales, que cada vez más van a sufrir interrupciones o altibajos. Y también evitar perjudicar a esas personas que reducen su jornada para cuidar a un menor o a una persona dependiente, e incluso a las que pierden su trabajo en los últimos años de vida laboral y no pueden conseguir otro.
¿Cómo afectaría este cambio a las pensiones?
Ahora mismo, los trabajadores que pertenecen al Régimen General y al Régimen Especial de Autónomos (RETA) tienen que trabajar un mínimo de 15 años para poder conseguir el 50% de la base reguladora de la pensión de jubilación. La cosa es que actualmente se tienen en cuenta los 25 últimos años de cotización y la base abonada, algo que perjudica especialmente a aquellos que han perdido su empleo en los últimos años de carrera profesional.
Sin embargo, ampliar el periodo de cálculo a 35 años recorta las futuras pensiones un 8,8% y aumenta la contributividad. Pero la cosa se pone aún peor para los autónomos y las mujeres, que sufrirían una reducción de su pensión inicial del 10,3%, según los datos aportados por el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia.
Y lo mismo ocurriría para aquellos que retrasan su jubilación, que sufrirían una reducción de su pensión del 11,6%. Sin embargo, las pensiones de las jubilaciones anticipadas solo bajarían en aproximadamente un 8%.
Es decir, que todo esto se traduce en un ahorro en el gasto en pensiones. Obviamente, al tomar en consideración toda la vida laboral, también se están incluyendo los años en los que se percibe un salario más bajo y, por lo tanto, se cotiza menos. Y, como consecuencia, la cuantía de la pensión se reduce.