No hay nada que no haya subido de precio en 2022. Uno de los principales encarecimientos lo encontramos en el mercado inmobiliario. Comprar un piso ahora es un 8,5% más caro que hace un año, por lo que estamos sufriendo la mayor subida de precios de la vivienda desde 2007, en pleno clímax de la burbuja inmobiliaria. Por eso no es de extrañar que muchas personas estén buscando soluciones alternativas, como las casas prefabricadas. ¿Cuáles son sus ventajas y sus desventajas?
¿Cómo son las casas prefabricadas?
Comprar una casa hoy en día no está al alcance del presupuesto del ciudadano medio. Y es que los precios de la vivienda han subido drásticamente. Pero es que además se están encareciendo las hipotecas por el aumento del euríbor y por las subidas de los tipos de interés que está imponiendo el BCE para frenar la inflación disparada. Todo esto ha generado una tormenta perfecta que está arreciando con rabia sobre el mercado inmobiliario.
Esos son algunos de los motivos que han hecho que las casas prefabricadas se hayan convertido en tendencia a la hora de buscar vivienda. Las casas prefabricadas son un tipo de construcción o edificio que se produce en gran parte en una fábrica. Después se traslada por piezas o prácticamente entero para su montaje definitivo en la parcela final.
Los principales materiales empleados para su construcción son la madera, el hormigón y el acero. Hay diferentes modelos: móviles, cápsulas, rústicas, modulares y otras que se montan como un set de LEGO. También hay casas de madera sostenibles y personalizables que se arman incluso sin tornillos, clavos o pegamento.
¿Cuáles son sus ventajas y sus desventajas?
Las casas prefabricadas cuentan con dos ventajas principales con respecto a las casas tradicionales: un precio más económico y una mayor velocidad de construcción. Es más, en la mayoría de los casos su montaje tan solo abarca unas pocas semanas (e incluso unos pocos días). En cuanto a su precio, podemos encontrar casas prefabricadas desde 50.000 euros por cada 100 metros cuadrados.
Además, son totalmente personalizables y más ecológicas, ya que se desperdician menos materiales, se asegura un mejor aislamiento y suelen contar con una mejor eficiencia energética. Al mismo tiempo se minimizan los errores de ejecución y construcción.
Y, como se consideran bienes inmuebles (excepto las casas móviles), se puede solicitar una hipoteca para su compra. No obstante, ahora mismo muchos bancos requieren a los clientes que ya tengan un terreno en propiedad, puesto que las condiciones de financiación se han endurecido.
Sin embargo, las casas prefabricadas también tienen desventajas. En primer lugar, se requiere una planificación previa y apenas hay margen para cambios de última hora. Por otro lado, cuando se construye una casa tradicional, el peso del edificio se transmite progresivamente al terreno según avanza la obra. En el caso de las viviendas prefabricadas, el proceso es mucho más rápido, por lo que cualquier error en la previsión geotécnica del asentamiento puede derivar en grietas o roturas.
Asimismo, su mantenimiento es más caro (especialmente si son de madera), pueden ser menos resistentes a fenómenos meteorológicos extremos y parte de su legislación aún está en el limbo jurídico. Y, por supuesto, también está el factor cultural, puesto que en España tradicionalmente ha habido numerosos prejuicios acerca de este tipo de construcción.