Durante los últimos meses nos hemos vuelto expertos en la inflación a marchas forzadas. La incierta situación económica en la que estamos inmersos y los precios disparados han conseguido que miremos con lupa cada actualización del IPC. Sin embargo, hay diversos tipos de inflación de los que nos tenemos que preocupar. Después de analizar la inflación galopante y la estanflación, ha llegado el turno de la inflación subyacente.
¿Qué es la inflación subyacente?
La inflación subyacente es un indicador económico más preciso que la inflación general, ya que permite estudiar el comportamiento de los precios a corto y medio plazo. Para ello, se eliminan del IPC los elementos más volátiles, es decir, los alimentos no elaborados y la energía (gas, luz, gasolina...).
El objetivo es estudiar los cambios en los precios de una manera menos errática y con un menor margen de error. Por ejemplo, conflictos como la guerra en Ucrania disparan los precios de forma inmediata, pero la inflación subyacente nos muestra la situación económica del momento con mayor exactitud. Obviamente, este valor es más estable en el tiempo y sufre menos altibajos que la inflación general.
¿Cuál es la diferencia entre inflación general e inflación subyacente?
Ambos datos sirven para comprobar las variaciones en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un periodo de tiempo determinado. Sin embargo, al dejar fuera los valores más volátiles, la inflación subyacente suele ser más baja o moderada.
Por ejemplo, en junio la inflación alcanzó el 10,2%, la cifra más alta en 37 años. Sin embargo, según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el valor de la inflación subyacente en junio de 2022 fue del 5,5%, es decir, casi la mitad.
Esto no significa que este valor sea más exacto o eficiente para medir la variación de precios. Al fin y al cabo, si los precios de la energía suben de manera continuada en el tiempo, el incremento afecta de manera indirecta a la inflación subyacente. La energía es un factor esencial en la fabricación de cualquier producto, y por eso su encarecimiento se acaba reflejando en todos los índices.
En resumidas cuentas, es preocupante que la inflación esté alta, independientemente del tipo que sea.