Se dice que en todas partes se cuecen habas y la Unión Europea no es ninguna excepción. De hecho, en las últimas semanas hemos visto cómo se cruzaban ciertas acusaciones y recriminaciones veladas entre países a causa de las restricciones al uso de la energía que se están imponiendo por Bruselas para capear las consecuencias de las sanciones impuestas a Rusia a causa de la guerra contra Ucrania. Este debate ha hecho que resurja el término PIGS, un concepto bastante polémico que se acuñó hace ahora más de 20 años.
¿Qué países son los PIGS?
Partiendo de lo evidente, la palabra pigs significa "cerdos" en inglés. Este acrónimo con connotación negativa se utilizó sobre todo por los medios anglosajones para referirse a cuatro países de la Unión Europea que sufrieron especialmente la crisis de la deuda soberana de 2011: Portugal, Italia, Grecia y España.
Sin embargo, ha habido sucesivas propuestas para añadir otros países a esta ignominiosa lista, como Irlanda e Islandia y hasta Gran Bretaña o Francia. Por lo tanto, a veces encontramos otros acrónimos similares, como PIIGS, GIPSI, PIIIGS o PIGGS. E incluso se ha usado la expresión economía porcina.
Obviamente, este término se considera despectivo, racista y hasta xenófobo. Se empezó a utilizar alrededor de 1997 para hacer referencia a la fragilidad del crecimiento económico de ciertos países históricamente pobres de Europa que después comenzaron a prosperar. En pocas palabras, se trata de países que sufren problemas relacionados con su balanza de pagos.
En concreto, durante la crisis de 2008 estas economías se expusieron a dificultades especialmente graves. La consecuencia fue que tuvieron que pedir ayuda internacional para rescatar a sus gobiernos, a la banca (como España) o a ambos. La Unión Europea aprobó seis planes de rescate económicos: tres a Grecia, uno a Portugal, otro a Chipre y uno más a Irlanda. Y a esto se suma un programa de ayuda financiera a España.
Claro, que todo esto ocurrió antes de la pandemia del coronavirus y de la guerra de Rusia contra Ucrania, aunque todavía hoy el acrónimo sigue coleando. Ahora el panorama ha cambiado radicalmente, pero hubo algunos ecos de los PIGS cuando los coronabonos se pusieron sobre la mesa en marzo de 2020.
Una expresión poco oportuna
Desde el principio fue una expresión clasista muy criticada que desató la polémica. La intención era discriminar a las economías del sur, ya que no representaban un poder económico tan grande como otras potencias de la Unión Europea, al menos en principio.
El problema era que bastaba con escarbar un poco entre los datos para comprobar que estos países no estaban sufriendo un mayor deterioro económico que otros. Además, sus cifras de desempleo, endeudamiento, déficit, burbuja inmobiliaria o contracción económica no distaban demasiado de las de países como Estados Unidos o Reino Unido. Es más, España es una de las grandes economías de la eurozona y ha llegado a tener menor deuda pública que Alemania o Francia.
Como era de esperar, a todo esto hay que añadir que muchos ciudadanos se sintieron aludidos y no quedaron precisamente contentos. Por lo tanto, la invención de este término bien podría entenderse como un "cuñadismo".
¿Por qué se ha reavivado la polémica de los PIGS en 2022?
Otra cosa que se dice a menudo es que la venganza se sirve en plato frío. Y ahora podríamos estar ante la venganza de los PIGS.
Las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia a causa del estallido bélico en Ucrania son un arma de doble filo que los ciudadanos europeos estamos sufriendo en nuestros bolsillos. Pero algunos más que otros.
Ante la crisis de la energía y los cortes de suministro del gas que se avecinan, la Comisión Europea está desarrollando un plan para el invierno. Un plan que beneficia sobre todo a Alemania y que España rechazó de entrada. Y eso fue solo el principio, porque Portugal y Grecia también se negaron a aceptar, un fenómeno que se ha conocido como la venganza de los PIGS.
Tras años de acusar a los países del sur, ahora se ha descubierto que son los países del norte los que han vivido por encima de sus posibilidades, en palabras de la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera. Al menos en lo que se refiere a energía. Por eso, algunos países como Alemania han cambiado de discurso para pedir que se hagan "cortes solidarios" para repartir el gas.
El economista Gonzalo Bernardos se muestra de acuerdo con las palabras de Ribera en declaraciones a laSexta, ya que considera que Alemania humilló a España en 2008 y 2010 e incluso nos metieron en el saco de los PIGS. "¿Quiénes son ahora los PIGS energéticos?", se pregunta. Asimismo, señala que mientras que España ha hecho una importante inversión en infraestructuras para garantizar el suministro de gas, Alemania se ha convertido en dependiente de las reservas rusas.
Finalmente, España aceptó la nueva propuesta de Bruselas para reducir el consumo de gas la semana pasada tras renegociar el objetivo de reducción. En resumen, solidaridad, sí; sacrificios desproporcionados, no.
