Cada vez es más habitual encontrar gente que no llega a fin de mes, incluso teniendo trabajo. No hay que buscar demasiado para encontrar al culpable: la inflación. Como consecuencia, ha surgido una nueva tendencia en el mercado laboral conocida como sobreempleo. No se trata simplemente de tener un segundo trabajo, sino que el caso es más complejo de lo que parece a simple vista.
¿Qué es el sobreempleo?
Imagina que trabajas a jornada completa en una oficina, pero tu sueldo no es suficiente para pagar las facturas. En esa situación, algunas personas deciden sacrificar tiempo de ocio, descanso y familia a coger un segundo trabajo. Y luego hay otras que deciden coger dos trabajos simultáneos sin que sus jefes lo sepan.
Esta práctica, que recibe el nombre de sobreempleo, se ha vuelto cada vez más popular en los últimos tiempos, sobre todo desde que la pandemia le dio un fuerte empujón a la implantación del teletrabajo (aunque ahora hayamos retrocedido varios pasos). Se trata de una variante de la pluriactividad, pero con muchos riesgos asociados. El primero de ellos es obvio: acabar despedido de ambos trabajos.
¿Es legal tener un segundo trabajo?
El pluriempleo tradicional no presenta, en principio, problemas. Por ejemplo, trabajar de lunes a viernes en una oficina y los fines de semana en una librería es totalmente legal siempre que tengamos los correspondientes contratos de trabajo.
Sin embargo, el sobreempleo, aunque no es ilegal de por sí, puede ser motivo de despido procedente. Además, podría haber un conflicto añadido si se supera el tope máximo de cotización (que es de 4.139,40 euros mensuales en 2022). No es muy común, pero, si ocurre, sería necesario comunicárselo a las empresas, puesto que tanto las compañías como el trabajador estarían pagando de más. Y, obviamente, dar esta información a las empresas seguramente terminaría con sendos despidos.
Para tener dos trabajos con horarios solapados sin correr el riesgo de que las empresas "pillen" al trabajador, es recomendable actuar de buena fe. Si el empleado trabaja por objetivos en lugar de por horas y los cumple con creces, tal vez su empleador no ponga objeciones.
¿Es mejor coger un segundo trabajo o pedir un micropréstamo?
A veces, cuando no llegamos a final de mes, los microcréditos pueden ser nuestra salvación. Especialmente si nuestro problema económico es puntual y nos basta con una pequeña cantidad.
Pero, cuando el contratiempo se convierte en una cuestión cíclica, un préstamo no es la solución que buscamos. Y quizá un segundo trabajo tampoco lo sea, ya que tener dos empleos conlleva un mayor agotamiento físico y mental, así como la obligación de pagar más impuestos.
La situación no tiene una salida sencilla. Para empezar, podemos buscar un trabajo con un salario más alto, intentar ahorrar dinero y reducir el gasto. A partir de aquí, deberemos valorar detenidamente las opciones para salir del atolladero.