Suele decirse que sin riesgo no hay gloria. Y, de la misma forma, sin riesgo no hay beneficio. Esto es una constante en los mercados financieros, en los que es imposible no asumir riesgos. Y, aunque estos riesgos no se pueden eliminar por completo, conocer los peligros y saber cómo protegerse de ellos puede mitigar su daño.
¿Qué son los riesgos financieros?
El riesgo financiero es la probabilidad de que se produzca un acontecimiento negativo que genere pérdidas en una empresa o inversión. En concreto, los riesgos financieros se refieren a cualquier actividad empresarial que conlleva incertidumbre y que puede provocar una consecuencia financiera negativa. Los principales riesgos financieros son el riesgo de crédito, de mercado, operativo y de liquidez.
La rentabilidad de una empresa está relacionada directamente con el riesgo financiero. A mayor deuda de la compañía, mayor riesgo financiero potencial.
En el caso de los productos bancarios, el nivel de riesgo es lo que nos indica el peligro de la inversión. Así, aquellos productos financieros marcados con un 1/6 son los más seguros, en contraposición a los que se clasifican como 6/6. Generalmente, cuantos más riesgos se aceptan, mayor es el posible resultado a obtener, pero también se asumen peligros que pueden ser catastróficos.
¿Cómo se mide el riesgo financiero?
Gracias al big data, hoy en día la capacidad de cuantificación del riesgo ha aumentado sensiblemente. Pero, al margen de los avances tecnológicos, los riesgos financieros se pueden medir valorando los siguientes activos:
- Relación entre deuda e ingresos, activos o capital.
- Flujo de efectivo y deuda.
- Cobertura de intereses.
- Multiplicación de capital.
¿Cómo puedo minimizar el riesgo financiero?
Cualquier producto bancario o maniobra empresarial tiene necesariamente cierto nivel de riesgo. Por suerte, hay varias cosas que podemos hacer para minimizar el impacto de los riesgos financieros en nuestra economía:
- Diversificar el riesgo invirtiendo en varios productos.
- Contratar un seguro financiero para proteger ciertos activos.
- Contratar a un asesor financiero para que nos ayude a limitar los riesgos y a salir adelante en situaciones complicadas.
- Recabar información para evaluar la rentabilidad de la inversión, teniendo en cuenta posibles pérdidas y ganancias.
- Contar con técnicas para anticiparse a los cambios del futuro.
- Sanear las finanzas con ayuda de los microcréditos online cuando una pequeña cantidad de dinero basta para salir del atolladero.