"Ohana significa familia, y familia que estaremos juntos siempre". Disney tiene cientos de películas en su catálogo y, en ellas, ha popularizado montones de frases y expresiones, pero "ohana" es sin duda el término más bonito y profundo de todos ellos. En esa (aparentemente) simple palabra se resume la grandeza y la belleza de la película Lilo y Stitch.
No me dejes, ¿vale?
Lilo y Stitch es una película Disney atípica. No hay princesas, no hay grandes romances (o, al menos, no a simple vista) y todos los personajes se caracterizan más por sus defectos que por sus virtudes. La combinación es tan maravillosamente refrescante como hermosa y divertida.
La protagonista de esta historia es Lilo Pelekai, una niña hawaiana que vive en la isla de Kauai con su hermana mayor, Nani. Cuando comienza la película forman una familia rota tras la muerte de sus padres en un trágico accidente de tráfico.
Lilo es una niña regordeta, ocurrente, depresiva y diferente. Baila hula y es fan de Elvis Presley. Se siente incomprendida y le cuesta congeniar con las chicas de su edad. Nani lleva sobre sus hombros el peso de la casa y de la familia y, pese a que no tienen mucho dinero, decide animar a su hermana adoptando a un perrito.
Pero Lilo es Lilo y no se podía conformar con una mascota cualquiera. Cuando ve a Stitch, surge el amor a primera vista. Por parte de ella, porque nadie sospecha en la Tierra es que Stitch es en realidad un experimento alienígena con muy mala baba.
El ángel más bonito que tengas
Stitch (o el Experimento 626) no tarda en empezar a hacer de las suyas, ante la desesperación de Lilo y la frustración de Nani. Pero entonces Lilo le habla a Stitch de ohana en una magistral escena que dura menos de un minuto. Con unas frases sencillas que salen directamente de su alma, Lilo consigue alcanzar el espinoso corazón de Stitch, al mismo tiempo que transmite todo su dolor y el verdadero significado de la familia.
Porque si hay algo de lo que nos habla esta película es de la familia. La familia es ese círculo de gente (y extraterrestres) que siempre está ahí para nosotros. Los vínculos de sangre se desdibujan ante la fuerza de los sentimientos, de la amistad y del amor sincero.
Pero en el trasfondo de esta película se esconden otros valores tal vez imperceptibles a primera vista, convirtiéndola en uno de los títulos más trasgresores de Disney. De manera delicada y compleja, nos habla del feminismo sano (en un sentido muy diferente que Mulán), promueve la diversidad y la adopción de mascotas y nos lanza un mensaje ecologista. También nos invita a querernos por cómo somos (incluyendo nuestro físico), muestra la realidad laboral y nos anima a decirle "no" a las relaciones personales tóxicas. Asimismo, apuesta por la gente rara y pone en valor la cultura local.
Además, otra de las grandes virtudes de esta película es lo mucho que consigue tocar el corazón del espectador. A pesar de tratarse de una película más bien cómica, los temas que trata son profundos e interesantes, y transmite perfectamente las emociones. El dolor de Lilo, la impotencia de Nani, el entusiasmo de David, la soledad de Stitch.
Tu familia nunca te abandona ni te olvida
Stitch puede parecer un mal bicho, egoísta y desalmado. Es un ser creado para destruir y hacer el mal. De hecho, ese carácter irreverente se aprovechó para promocionar la película: Stitch se iba colando en las escenas más míticas de las películas Disney y las estropeaba provocando hilarantes situaciones.
Asimismo, en una de las escenas eliminadas puede verse como unas gaviotas matan a Gordito (el pez al que Lilo alimenta con sandwiches de crema de cacahuete) y, mientras la niña le pide ayuda, él se sienta a observar el espectáculo. Pero, poco a poco, empezamos a comprenderle y a entender que se siente solo, porque no encaja en ningún lugar.
Todo esto se muestra sutilmente a través del cuento de El patito feo que Stitch coge prestado. "Perdido", dice mientras acaricia con suavidad la página. No necesitamos más para que se nos encoja el corazón.
A pesar de su origen, Stitch no es diferente al resto de los personajes de la película. Está tan lleno de defectos como el resto, pero en esencia no es malo. A través de esa atención que le dedicamos a alguien que nos importa, Lilo se convierte en un anclaje simbólico y consigue enseñarle a Stitch lo que es el amor verdadero (véase el ejemplo del collar de flores que deja noqueado al bicho). Ohana en estado puro.
Enciendes mi cielo con amor ardiente
Más allá de un profundísimo trasfondo, increíbles técnicas de animación, entrañables personajes legendarios llenos de claroscuros, maravillosas escenas de surf, pequeñas lecciones de vida... también hay que resaltar el fantástico trabajo musical de Alan Silvestri (el mismo compositor de las míticas partituras de Forrest Gump). La banda sonora de Lilo y Stitch puede pasar desapercibida entre tanto temazo espectacular de Elvis Presley. Sin embargo, sus melodías nos transportan mágicamente a ese fantástico paraíso que es Hawái, al mismo tiempo que conducen nuestras emociones en esa marea de sentimientos de soledad, amor y cariño que tan bien consigue transmitir esta cinta.
Además, la canción que abre la película 'He Mele No Lilo', de Mark Keali'i Ho'omalu y The Kamehameha Schools Children's Chorus, es una delicia. Los mismos cantantes nos acompañan en un día de surf con 'Hawaiian Roller Coaster Ride', una de las canciones más queridas de las de la casa del ratón (y eso que hay competencia).
También destaca la juvenil versión de la canción de Elvis Presley 'Can't Help Falling in Love' por parte de los A*Teens. Pero, sin duda, la versión más bonita de una canción de Elvis es 'Burning Love', de Wynonna Judd. Es el broche de oro para finalizar la película con una de las escenas más entrañables y emotivas de Disney (ojo, cuidado con los spoilers). Si será buena esta canción que Café Quijano hizo su versión en español ('Ardiente Amor') y el experimento no salió del todo mal.