Estamos llegando a la recta final de julio y con las horas de luz ganamos también horas fuera de casa. Y entre tanta actividad, es posible que nos resulte más tentador disponer de un libro que leer al aire libre que ver una película de las pocas que no hayan caído durante el confinamiento. Por eso traemos esta sección, con los mejores libros 2020 para disfrutar en nuestro retiro de fin de semana o en nuestras vacaciones para desconectar cuerpo y mente. ¿Y qué mejor forma de viajar, desde tu sofá o cualquier destino nacional, hasta fronteras mucho más lejanas de lo que permite el coronavirus?
Helena o la playa en verano, un libro de Julián Ayesta
Lo hermoso del verano es la provisionalidad que encierra, esa conciencia de que todo lo que comienza está abocado también a un final que antes o después de consumirse septiembre llegará. Se irán el calor que justifica la ligereza extrema de ropa; los paseantes multiculturales de gesto beatífico y las terrazas de bullicio alegre. También la suave consistencia de un tiempo entendido como una suerte de tregua de la vida cotidiana; arrolladora, veloz, implacable. Por eso los amores de verano son tan especiales, porque pertenecen a un tiempo finito. Y eso por mucho que queramos perpetuarlo con cartas, con llamadas o con promesas de visitas que nunca llegan a término. O sí.
El libro de Julián Ayesta Helena o la playa en verano habla precisamente de ese primer amor estival que nos marca de manera profunda. Y que enseña de la provisionalidad de todo lo que sucede en verano. La estupenda editorial Acantilado, abanderada del patrimonio literario, ha reeditado esta novela corta publicada por primera vez en 1952 para que sea nuestra mejor compañía en vacaciones. Ayesta, dramaturgo y diplomático, juega aquí a evocar sensaciones y estados de ánimo con maestría. Nos transporta lejos del Mediterráneo a un verano de frescor y prados infinitos que transcurre entre el norte de España y las playas del Cantábrico.
Una oda al mar veraniego
Su única novela es un monólogo sentimental que narra dos veranos desde la inocencia y la ilusión de un niño que descubre el mundo. Entre primos, tíos, celebraciones y sidra, el libro Helena o el mar del verano viaja en el tiempo a las vacaciones de una familia burguesa en la casa de la tía Honorina, junto al mar. Una prosa maestra que mezcla las observaciones ingenuas de la infancia con reflexiones más profundas sobre las grandes cuestiones vitales. Todo en el verano de Gijón, con sus merenderos y la tradición del «baño por la tarde, cuando el sol bajaba y estaba grande y cada vez más encarnado, y el mar estaba primero verde y luego verde más oscuro, y luego azul, y luego añil, y luego casi negro».
Cada capítulo de esta obra breve es un canto al mar Cantábrico y a los placeres de un verano de meses que parecen no terminarse nunca. Un tributo al verde de la montaña y el perfil de la costa norte española. También un elogio a la belleza del despertar del amor: "pensaba en el verano que me esperaba junto a Helena, bajo aquel cielo, entre los prados verdes, los ríos y los árboles, sabiendo que ella me quería...". La plenitud de esos momentos, breves, fugaces, pero que tienen la cualidad de quedarse con nosotros para siempre. Como una tabla salvavidas a la que acudimos cada vez que la nostalgia de las primeras veces nos invade.