¿Cuántas veces hemos pensado lo alucinante que sería atravesar la pantalla del cine y entrar en nuestra película favorita? Sobre ese deseo imposible trata El último gran héroe, un cómico ejercicio de metacine imprescindible para todos los amantes de las películas de acción.
En 1993 John McTiernan venía de dirigir cintas tan míticas como Depredador o la primera entrega de la gloriosa Jungla de cristal. No obstante, El último gran héroe fue un rotundo fracaso en taquilla. Y es que tuvo la mala suerte de estrenarse justo una semana después de Parque Jurásico. Los dinosaurios eclipsaron un divertidísimo papel de Arnold Schwarzenegger en el que hacía gala de su sentido del humor al reírse de sí mismo y de los clichés del cine de acción.
El último gran héroe nos cuenta una película dentro de una película en la que el musculoso actor y el famoso director homenajean y parodian al mismo tiempo el género cinematográfico que ambos habían revolucionado. Toda la cinta es una épica broma cinéfila llena de explosiones, tiroteos, persecuciones, referencias machistas, malos muy malos y otros tópicos del cine de acción, dándoles la vuelta para reírse de todo eso desde un punto de vista bastante cándido (y apto para casi todas las edades).
Realidad y ficción se entremezclan en la trama a través de la entrada de cine mágica de Houdini. Así, la película nos muestra una espectacular versión cinematográfica de la ciudad de Los Ángeles. Aquí solo hay de gente con cuerpos esculturales, teléfonos que empiezan por 555 y situaciones deus ex machina. Esta imagen se contrapone a una visión realista de la Nueva York. Al otro lado de la pantalla los malos ganan, las heridas matan, la lluvia es gris y hay suciedad por otras partes. En el mundo "real", el héroe más grande todos los tiempos tendrá que despojarse de su mejor arma (la imaginación de los guionistas) para enfrentarse a lo que más teme.
Ese mundo donde solo existe gente guapa
El reparto de El último gran héroe, sin ser brillante, está a la altura de este fantástico producto. El plantel de actores está encabezado por un divertidísimo Arnold Schwarzenegger, presentando una parodia doble. Y es que, además de interpretar al coprotagonista de la historia, también se interpreta a sí mismo en una de las escenas más divertidas de la película. De su compañero de aventuras, Austin O'Brien, poco más se supo. También disfrutamos de presencia de actores veteranos, como Robert Prosky, Anthony Quinn, Charles Dance (el legendario y despiadado Tywin Lannister de Juego de tronos) e Ian McKellen, que interpreta a la Muerte en unos escasos segundos donde se come con patatas al resto de actores.
Pero, además, esta oda al cine también está llena de referencias a películas y series de culto. E.T., el extraterrestre, El Coyote y el Correcaminos o Batman son algunas de ellas. De hecho, podemos llegar a ver a Sharon Stone y Robert Patrick caracterizados como sus personajes en Instinto básico y Terminator 2: El juicio final, respectivamente. Pero también salen por ahí Jean-Claude Van Damme, Timothy Dalton o Tina Turner, entre otros muchos cameos. Asimismo, la cinta hace alusión a los errores de continuidad, pudiendo llegar a encontrarse hasta 200 errores completamente intencionados.
Sin ser un peliculón, El último gran héroe es un gracioso tributo al cine de acción en forma de comedia. Un género que siempre nos ha acompañado para desconectar y pasar un rato entre explosiones espectaculares, persecuciones imposibles y actores guapísimos. Al final, esta película es un maravilloso canto al séptimo arte que consigue condensar, homenajear y reírse (con cariño y respeto) del cine de los 90. Una buena opción para pasar la tarde con nuestros amigos, aunque sea a distancia.