Reconócelo: cuando vas al supermercado, tú también compras con los ojos. A la hora de elegir un producto, siempre nos llevamos el que mejor aspecto tiene. Pero, cuando hablamos de frutas y verduras, esto supone un gran derroche de alimentos. La mayoría de las personas prefieren las piezas más bonitas, porque piensan que las deformadas pueden tener algún tipo de problema. Pero las verduras y frutas feas son perfectamente aptas para el consumo, y las empresas lo saben. Con el fin de evitar el desperdicio de comida y aprovechar ese nicho de mercado, están surgiendo startups dispuestas a sacar el lado más bonito de las frutas feas.
Frutas feas, tan feas como ricas
Imagina que estás en una frutería. ¿Qué compras? Seguro que escoges las frutas y las verduras que mejor aspecto tienen. ¿Alguna vez te has preguntado por qué son todas (más o menos) iguales? Porque nadie quiere llevarse las verduras y frutas feas. Esto tiene un impacto directo en la cadena de suministro de alimentos, ya que las granjas suelen tirar los productos más feos y nunca llegan a las estanterías del supermercado.
Demasiada cantidad, demasiado pequeño, demasiado grande, demasiado retorcido, demasiado abultado, demasiadas imperfecciones estéticas. Casi la mitad de los alimentos cultivados por los agricultores nunca se vende. Esto no es solo una barbaridad, también es un desperdicio. Por eso, muchas empresas se han puesto manos a la obra y han lanzado campañas para favorecer el consumo de estos productos.
Por ejemplo, en algunos supermercados podemos encontrar algunas variedades de verduras y frutas feas a un precio inferior al habitual. Y es que puede que no sean tan bonitas como una reluciente manzana roja, pero tienen el mismo sabor y las mismas propiedades nutritivas.
Un negocio en auge
Algunas iniciativas han ido un paso más allá. La startup Misfits Market se dedica a la venta de productos orgánicos entregados directamente a la puerta de casa por un precio hasta un 40% inferior al del supermercado. Para ello, el cliente se suscribe a una "caja sorpresa" de frutas y verduras orgánicas de aspecto feo, curioso o divertido. El objetivo es romper el ciclo de desperdicio de alimentos y ofrecer al consumidor una alternativa para que comer sano sea más barato.
Esta empresa de Filadelfia compra los productos orgánicos frescos que las granjas y las tiendas no pueden vender. El cliente elige el tamaño de su caja (unos cinco o nueve kilos) y la frecuencia de la entrega (cada semana o cada 15 días), y la llevan directamente hasta la puerta de su casa. Y así, unos alimentos perfectamente comestibles que iban a acabar en la basura, encuentran un buen hogar por un precio asequible.
Los resultados son beneficiosos para (casi) todos: se evita el derroche de alimentos, se ayuda a los agricultores, el consumidor ahorra dinero productos naturales más baratos, el medioambiente respira y la empresa se lucra. Tanto que Misfits Market acaba de recaudar una Serie B de 85 millones de dólares. Parece que este nuevo modelo de negocio funciona, y ya hay algunas propuestas similares en España, como la empresa catalana Imperfectus.
Luchar contra el derroche alimentario, reducir el uso de envases y comer productos naturales a buen precio es posible. Solo hay que buscar el camino.