Hoy, como cada 21 de septiembre, celebramos el Día Internacional de la Paz. La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) instauró este día en 1981 para conmemorar los ideales de paz en cada nación y cada pueblo entre ellos. Este año, el Día Internacional de la Paz llega en pleno conflicto internacional común, mientras todos hacemos frente a la pandemia del coronavirus.
El derecho a la paz de todas las personas
Según la ONU, el Día Internacional de la Paz es una jornada dedicada al fortalecimiento de los ideales de paz a través de la observación de 24 horas de no violencia y alto el fuego. Además, nos invita a reflexionar sobre el desarrollo social y económico de los pueblos mediante iniciativas de educación y sensibilización pública sobre cuestiones relacionadas con la paz.
La igualdad de género, el cambio climático, la justicia social, el hambre, la salud, la educación, el racismo, la pobreza, el saneamiento, el medioambiente... son temas que requieren trabajo y toda nuestra atención. Especialmente en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir.
Desde 2007, cada año la ONU escoge un lema para el Día de la Paz. Si el año pasado se escogió "Acción climática por la paz", este año se ha optado por una visión más social: "Forjando la paz juntos". Porque este año tenemos un enemigo común: la COVID-19.
Para la ONU, estos últimos meses nos han dejado más claro que nunca que "no somos enemigos el uno del otro". Ya lo decía Jack Johnson. Por el contrario, tenemos un enemigo en común, "un virus que amenaza nuestra salud, seguridad y estilo de vida". Y es que, en un mundo moderno y globalizado como el nuestro, lo que ocurre en una parte del planeta repercute en las personas de todos los rincones. El dichoso efecto mariposa al que Salvador Martín, el subsecretario de El Ministerio del Tiempo, tiene tanta manía.
El Día Internacional de la Paz en tiempos del coronavirus
Cuando el pasado mes de marzo el secretario general de la ONU, António Guterres solicitó un alto al fuego mundial, se dirigió especialmente a los grupos armados, pero también a todas las personas. Para luchar contra la peor crisis de salud pública de nuestro tiempo, la solidaridad, el altruismo y la cooperación son necesarios en cada nación, pero también a través de las fronteras. Y, aunque nos prometieron que de esta saldríamos siendo mejores personas, esas parecen aún metas lejanas.
En estos tiempos de distanciamiento físico y social, es más importante que nunca fomentar el diálogo para compartir ideas sobre cómo "sobre cómo capear esta tormenta, sanar nuestro planeta y cambiarlo para mejor. Aunque no podamos estar uno al lado del otro, aún podemos soñar juntos". Y es que este Día Internacional de la Paz es más importante que nunca para difundir compasión, esperanza y amabilidad frente a la pandemia, unos valores que enarbolábamos en marzo y que poco a poco hemos ido perdiendo a medida que llenábamos las terrazas de los bares y buscábamos excusas para no llevar mascarillas.
Por eso la ONU nos invita a unirnos a la "conversación global más grande y de mayor alcance sobre la construcción del futuro pacífico y próspero que queremos" en UN75, mientras evitamos los intentos de usar el virus para promover la discordia, la discriminación y el odio. Para afrontar esta crisis es necesario remar juntos. Trabajar juntos. Forjar la paz juntos.