Mañana, como cada 10 de octubre, celebramos el Día de la Salud Mental. Millones de personas viven con un trastorno mental y, sin embargo, la salud mental en una de las áreas más desatendidas por la sanidad. Durante este día se pretende dar visibilidad y normalidad a los trastornos mentales. Desde AZLO queremos aportar nuestro granito de día hablando de una de las películas que trata con más sensibilidad el tema de las enfermedades mentales: Big Fish.
Big Fish, o el pez como metáfora de la vida
Algunos peces no se dejan pescar. No es que sean más rápidos o más fuertes que otros peces, es solo que han sido... como tocados por la gracia. El Bestia era uno de esos peces. Cuando yo nací aquel pez ya era una leyenda. Había rechazado cebos de 100 dólares más veces que ningún otro pez en Alabama. Algunos decían que era el espíritu de un ladrón que se había ahogado en el río 60 años atrás. Otros creían que era una especie de dinosaurio del Cretáceo. Yo no daba crédito a aquel tipo de especulaciones y supersticiones. Lo único que sabía es que, desde que era un niño como tú, había intentado pescarlo. Y el día que naciste... aquel día por fin lo pesqué.
Así comenzaba Tim Burton una de sus películas más mágicas en 2003. Big Fish nos cuenta la historia de un periodista que intenta reconciliarse con su padre moribundo buscando la verdad tras los absurdos relatos, leyendas épicas y los disparates que le ha contado durante toda su vida. No obstante, Big Fish es, ante todo y sobre todo, la historia de la fascinante vida de Edward Bloom.
Como todos los trabajos de Tim Burton, esta película no admite medias tintas. O te encanta o la odias. A través de la magia, el encanto y la ternura, nos sumerge en un relato de reconciliación donde la fantasía se mezcla con la realidad en una espiral de acontecimientos que, sucedieran como sucedieran, engrandecieron la vida de un hombre bueno.
De un lado, tenemos a un padre con un trastorno esquizotípico de la personalidad que se pasa la vida contando sus interminables historias de la juventud. Por el otro, un hijo que no comprende a su padre y que prefiere atenerse a los hechos reales sin añadir ni una pizca de magia. Sin embargo, ante la muerte inminente de su padre, decide separar la ficción de la realidad para poner conocerle realmente.
El pez "impescable"
Big Fish es una de las películas más inclasificables de la carrera de Tim Burton. El cineasta coge toda esa luz, armonía, color, sentimientos y simbolismos y los mezcla con comedia, drama, romance, y aventuras para después pasarlo todo a través de su peculiar caleidoscopio. El resultado es pura maravilla.
De esta forma, la apasionante vida ficticia de Edward Bloom trasciende más allá del realismo mágico para contarnos una aventura más grande que que propia vida y plantearnos la fantasía como una visión del mundo mucho más apetecible. Y se nos rompe el corazón cuando el espejo de la realidad se hace añicos para mostrarnos aquello que se escapa del entendimiento del protagonista. De hecho, a través de este lenguaje Burton consigue plasmar en la pantalla de una forma magistral esa sensación imposible de explicar que experimentamos cuando nos enamoramos.
Big Fish guarda algunos (y excelentes) paralelismos con Forrest Gump y La princesa prometida, y Burton incluso se atreve a autohomenajearse con diferentes referencias a otras obras de su filmografía, componiendo un caramelito para los cinéfilos. Además, cuenta con un reparto de lujo. A Ewan McGregor se unen Albert Finney, Jessica Lange, Marion Cotillard, Steve Buscemi, Danny DeVito y Helena Bonham Carter, entre otros grandes de Hollywood.
El broche de oro lo pone el maestro Danny Elfman con otra de sus magníficas bandas sonoras, invitándonos a sumergirnos en el río para marcharnos en compañía de un pez "inpescable". Y es que la fantasía en esta vida es tan necesaria o más como la realidad.
El Día Mundial de la Salud Mental en tiempos del coronavirus
La conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental fue impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) y apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año, la WFHM propone un tema para poner el foco en un aspecto de la salud mental. En 2020 no hay otro tema más allá del coronavirus.
Son muchas las personas que han sufrido (y siguen sufriendo) trastornos mentales a causa de la pandemia o cuyos síntomas han empeorado. Sin embargo, relativamente pocas tienen acceso a servicios de salud de calidad y asequibles. Según la OMS, "en los países de ingresos bajos y medios, más del 75% de las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias no reciben ningún tratamiento para su afección". A esto hay que unir la estigmatización, la incomprensión y la discriminación que sufren los enfermos mentales.
Si el acceso a los servicios de salud mental ya eran limitados antes de la pandemia de la COVID-19, ahora se han reducido más aún. Por ello, este año la OMS, junto a WFMH y United for Global Mental Health, piden a los gobiernos de todo el mundo que aumenten la inversión en salud mental. Por eso la campaña de este año se titula "Acción a favor de la salud mental: invirtamos en ella".
Ahora mismo, los países solo gastan un 2% de sus presupuestos sanitarios en salud mental. Todos ponemos poner medidas a nivel individual, empezando por mostrarnos más abiertos a hablar sobre el tema, pero está claro que las soluciones tienen que partir de arriba.
Hoy, United for Global Mental Health, nos invita a participar en la primera marcha virtual de 24 horas a favor de la salud mental bajo el lema #MoveforMentalHealth. El momento de actuar es ahora.