El 20 de junio de 1969 el hombre pisó la Luna por primera vez. Justo antes de bajar del módulo lunar, Neil Armstrong pronunció la mítica frase: "Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". Ahora la NASA ha confirmado de la presencia de agua en la Luna. Algunos corren a por su gorro de papel de aluminio y otros ya piensan en conquistar el espacio. ¿Pero qué significa realmente este descubrimiento y qué implicaciones tiene?
¿Qué es exactamente lo que se ha encontrado en la Luna?
La NASA ha confirmado la presencia de agua en la luna tras la publicación de dos estudios en la revista científica Nature. En uno de ellos se estudia la presencia de moléculas de agua en la Luna, mientras que en el otro se analizan las áreas en sombra permanente, conocidas como trampas frías.
En la declaración de la NASA se indica que se ha detectado la presencia del líquido en varios cráteres de la Luna. Según Jim Bridenstine, el jefe de la NASA, aún no saben si podrán utilizarla como recurso, pero conocer más datos sobre el agua de la Luna "es clave para nuestros planes de exploración Artemisa”, previsto para 2024.
¿Cómo se ha encontrado la presencia de agua en la Luna?
¿Pero cómo se ha detectado el agua en la Luna? El hallazgo ha sido realizado en la superficie iluminada del satélite a través del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), un potente telescopio capaz de estudiar el universo en un espectro infrarrojo, el más grande de este tipo del mundo.
Para ello, el observatorio se transporta a bordo de un avión Boeing 747 modificado que vuela por encima del 99% de la atmósfera de la Tierra. Gracias a este mecanismo se obtiene una vista del sistema solar prácticamente sin obstáculos.
Los científicos hacen rebotar la luz infrarroja del telescopio en la superficie de la Luna, para después decodificar lo que refleja esa luz. Cada sustancia se manifiesta con un color. En esta ocasión, los investigadores detectaron el color exacto y característico de las moléculas de agua. Según los hallazgos obtenidos, los científicos creen que este agua se almacena en burbujas de vidrio lunar o entre granos en la superficie que la protegen de las agresiones del ambiente.
En cuanto a las trampas frías, se trata de zonas donde el agua podría quedar estancada de manera permanente. Según el estudio, los investigadores han encontrado trampas frías en ambos polos. En palabras más técnicas, "aproximadamente 40.000 metros cuadrados de la superficie lunar tienen la capacidad de atrapar agua". Este área es mucho mayor de lo que se creía hasta ahora.
Hay agua en la Luna. ¿Y ahora qué?
Aunque los científicos ya habían encontrado señales de agua en la superficie lunar, estos nuevos descubrimientos indican que este elemento es más abundante de lo que se pensaba. Una de las implicaciones directas de este descubrimiento es la ampliación de las posibilidades para las próximas misiones lunares.
Y es que, aunque hay varias misiones programas para los próximos años, a largo plazo la NASA quiere construir un habitáculo permanente en la superficie lunar. Su ubicación dependerá del lugar donde se encuentre el agua. No obstante, antes de lanzar cohetes al vuelo (y nunca mejor dicho), es necesario comprender la naturaleza de estos depósitos acuosos, según lo indicado por Jacob Bleacher, científico jefe de exploración de la Dirección de Misión de Operaciones y Exploración Humana de la NASA.
Por otro lado, el agua de la Luna podría suponer un sistema de reabastecimiento de combustible convirtiendo el agua en hidrógeno y oxígeno. La consecuencia directa sería la reducción de los elevados costes de los viajes espaciales.
Quién sabe, quizá la extracción de agua podría asentar las bases de una futura economía lunar. No nos hemos terminado de cargar la Tierra, y ya estamos pensando en colonizar otros planetas y satélites.