Estamos viviendo tiempos interesantes. Al estilo de la maldición china o del libro de Terry Pratchett, pero tiempos interesantes, al fin y al cabo. La pandemia del coronavirus está cambiando el mundo, obligando a todos los países a aplicar medidas extraordinarias y sumamente excepcionales. Y esto afecta a todos los niveles, económicos, sociales y personales. Una de ellas ha sido la declaración del estado de alarma. ¿Pero qué implica realmente el estado de alarma y cómo nos afecta a nivel personal?
¿Qué es el estado de alarma?
El estado de alarma es uno de los tres regímenes excepcionales de carácter militar. Está recogido en el artículo 116.2 de la Constitución Española. Su declaración está motivada por las circunstancias extraordinarias que hacen imposible el mantenimiento de la normalidad con los poderes ordinarios de las autoridades. Asimismo, se declara en todo o en parte del territorio nacional por el Gobierno mediante Decreto acordado en Consejo de Ministros en una de estas situaciones:
- Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, como incendios, terremotos, inundaciones o accidentes de gran magnitud.
- Crisis sanitarias, como epidemias y situaciones de contaminación graves.
- Situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad.
- Paralización de los servicios esenciales para la comunidad que conlleve alguno de los resultados anteriores, como consecuencia de huelgas o conflictos colectivos.
No puede durar más de 15 días, salvo autorización del Congreso de los Diputados. Los otros regímenes excepcionales son el estado de excepción y el estado de sitio, pero no se han aplicado nunca en España.
¿Qué implica el estado de alarma?
La declaración del estado de alarma conlleva la limitación de los derechos de los ciudadanos con el fin de de protegerles y solventar los efectos de las situaciones anteriormente enumeradas. Las medidas a tomar durante el estado de alarma solo tienen vigencia durante la circunstancia excepcional. Se recogen en la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio:
- Limitación de la circulación o permanencia de personas o vehículos en determinadas horas o lugares.
- La práctica de requisas temporales de bienes y la imposición de prestaciones personales obligatorias.
- La intervención y la ocupación transitoria de industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza. No obstante, los domicilios privados son una excepción.
- Imposición de límites o racionamiento de servicios o artículos de primera necesidad.
- La imposición de las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el funcionamiento de los servicios de los centros de producción de los artículos de primera necesidad.
¿Cuántas veces se ha declarado el estado de alarma en España?
Solo se ha declarado dos veces en España. La primera vez fue el 4 de diciembre de 2010 con motivo del cierre del espacio aéreo a causa de la huelga de controladores. El Gobierno argumentó que este era un servicio público básico. La crisis de los controladores aéreos afectó a más de 600.000 personas. Aquella situación conllevó que muchos negocios dedicados al turismo tuvieran que cerrar temporalmente sus puertas.
La respuesta del Gobierno fue considerar a los controladores aéreos como personal militar mientras durara el estado de alarma. Como consecuencia, los controladores debían volver inmediatamente a su trabajo. De lo contrario, se hubieran enfrenado a una pena de cárcel por deserción y por desobedecer las órdenes de un mando militar. Este estado se mantuvo hasta el 16 de enero de 2011.
El pasado 13 de marzo de 2020 se volvió a declarar el estado de alarma. Esta vez con motivo de la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus y la enfermedad del COVID-19. Se empezó a aplicar el 14 de marzo, añadiendo como medida extraordinaria la limitación de los movimientos de los ciudadanos de todo el territorio nacional. Tan solo diez días después, el Gobierno solicitó al Congreso de los Diputados autorización para prorrogar el estado de alarma hasta 12 de abril de 2020. La prórroga fue aceptada, pero se espera que, por desgracia, no sea la única.