La crisis del coronavirus está arrasando con todo. Las principales perjudicadas en esta vorágine de contagios, restricciones y pánico social han sido las empresas ligadas al sector servicios, con la hostelería y el turismo a la cabeza. Ante esta complicada situación, a muchos empresarios no les ha quedado más remedio que reinventarse. Es el caso de los aeropuertos, que se han tenido que adaptar a los tiempos del coronavirus para seguir siendo rentables. ¿Cuáles son las medidas que han puesto en marcha en su nuevo modelo de negocio?
Los aeropuertos se diversifican para seguir siendo rentables durante la crisis del coronavirus
Hay pocas características tan útiles en el mundo de los negocios como la capacidad de adaptación y la resiliencia. Durante la primera ola del coronavirus, con toda la población europea confinada en sus casas y las fronteras cerradas, las compañías aéreas transformaron sus aviones comerciales en aviones de carga. En lugar de transportar viajeros, en su interior viajaban mascarillas, medicinas y otro material médico. Poco después surgieron los polémicos "viajes a ninguna parte".
¿Pero qué está pasando mientras tanto en los aeropuertos? Más de la mitad de los ingresos de los aeropuertos provienen del tráfico de pasajeros. Pero, si no hay pasajeros, ¿los aeropuertos siguen siendo rentables?
Para hacer frente a la situación, muchos aeropuertos cobran más por tener aviones estacionados que por volarlos. Otros han optado directamente por alquilar sus espacios como oficinas, ofrecer asesoramiento a aeródromos de otros países o se han transformado en centros logísticos para enviar artículos de lujo aprovechándose de la ventaja de sus tiendas libres de impuestos.
El sector estima que no se recuperará el tráfico previo a la pandemia hasta el año 2023 o 2024. Así que es momento de renovarse o morir.
¿Qué están haciendo los aeropuertos durante la crisis de la COVID-19?
Las compañías aéreas aseguran que el negocio aeroportuario siempre dependerá del tráfico de pasajeros. No obstante, ahora estamos viviendo un periodo de transición en el que van a cambiar la composición del tráfico y su dinámica.
Mientras tanto, los aeropuertos buscan subsistir reinventándose y diversificando su negocio. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional Indira Gandhi, en Delhi, ha alquilado numerosos bienes inmuebles, incluyendo oficinas, locales industriales y establecimientos comerciales. Uno de los arrendatarios es el grupo aeroespacial Airbus, que ha alquilado espacios para lanzar su primer simulador de vuelo completo.
Por otro lado, el Aeropuerto Internacional de Singapur ha creado un gran complejo de entretenimiento de 135.000 metros cuadrados con casi 300 puntos de venta, atracciones, alojamientos y el jardín interior más grande del país asiático. Por su parte, el grupo Aéroports de París (ADP) ofrece sus servicios de consultoría técnico-comercial en planificación, ingeniería y diseño de aeropuertos y sus instalaciones a otros países.
Otro ejemplo lo encontramos en el Aeropuerto Internacional de Múnich-Franz Josef Strauss, que organiza visitas a sus instalaciones y al interior de un Airbus 380. Mientras tanto, otros se han transformado casi por completo en plataformas online y algunos ofrecen asesoramiento para el desarrollo y operatividad de aeropuertos en otros territorios. Ante este panorama, la diversificación será la salvación de unos, mientras que, para otros, será una lenta condena.