¿Te imaginas un mundo sin cajeros automáticos? Los cajeros automáticos nos han solucionado la vida en muchas ocasiones a lo largo de los años, y algunas veces los hemos llegado a ver hasta como un objeto de salvación en momentos de necesidad. Sin embargo, con el auge de los pagos con móvil y la futura desaparición del dinero en efectivo, la banca ha iniciado la retirada de numerosos cajeros. ¿Pero qué pasará en un futuro próximo?
La paulatina desaparición de los cajeros automáticos
A lo largo de la pandemia, casi todos hemos recibido un funesto correo electrónico de nuestro banco avisándonos de cambios radicales en las condiciones de nuestras cuentas bancarias. Y no nos ha quedado más remedio que aceptarlos o coger nuestros exiguos ahorros y marcharnos a otro banco.
En un panorama en el que las entidades bancarias intentan sacar beneficios hasta de debajo de las piedras y ahorrar costes como sea, han encontrado un gran aliado en los pagos con el teléfono móvil. El auge de esta nueva modalidad de pagos no solo permite evitar el contacto (y, por lo tanto, posibles contagios de coronavirus), sino que también reducen costes.
Pero estas ventajas tienen un doble filo. Por un lado, los despidos de los trabajadores (véase el ERE para 3.000 trabajadores que anunció BBVA la semana pasada), el cierre de oficinas y la desaparición de los cajeros automáticos.
De hecho, el número de cajeros automáticos en España está por debajo de los 50.000, situándose en mínimos de 2002. El problema es que estas máquinas no solo sirven para sacar dinero en efectivo, sino que también nos permiten realizar montones de transacciones básicas, como consultar los movimientos de nuestra cuenta e incluso ingresar dinero en billetes.
Desde el año 2016 el número de cajeros de los bancos se había incrementado o mantenido tras los ajustes de la crisis financiera. Pero la crisis del coronavirus lo ha cambiado todo, incluyendo esta tendencia, puesto que el volumen de máquinas ha disminuido en unas 600.
La importancia de los cajeros automáticos
Estas máquinas permiten descargar parte del trabajo de los empleados para que se dediquen a vender productos financieros. Aunque en los últimos meses es realmente complicado que te atiendan en el banco para cualquier tipo de gestión. No obstante, la intención de los jefazos detrás de esta estrategia está clara: que los clientes operen (casi) siempre a través de internet o de la app del servicio de banca online.
Aprovechando el cierre de sucursales, los bancos se ahorran la electricidad que consumen los cajeros y los gastos de mantenimiento. Además, aquellos que están en las fachadas a pie de calle están gravados con un impuesto especial.
A todo esto se une que los bancos están empezando a cobrar hasta por respirar. En este sentido, muchas entidades cobran comisión por sacar cantidades pequeñas de dinero en la ventanilla, un problema especialmente grave para nuestros mayores.
El futuro del sector bancario
Con esto también quieren fomentar los pagos con tarjeta de crédito o débito y con smartphones. Y así, poco a poco, el dinero en efectivo irá desapareciendo. Esto no solo es cómodo para gran parte de los usuarios, sino que ayudará a las autoridades a acabar con la economía sumergida y los llamados pagos en negro.
Con este objetivo en mente, muchos bancos están apostando por atraer a los comercios para instalar terminales punto de venta (TPV) para que los clientes puedan pagar sus compras con tarjeta o teléfono móvil, una modalidad de pago que ha crecido exponencialmente a raíz de la intrusión de la COVID-19. Sin duda, el sector bancario está invirtiendo en la tecnología... aunque tal vez no tanto en sus clientes.
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