Seamos sinceros: a nadie le gusta pagar impuestos. Sin embargo, a todos nos gusta tener carreteras en buen estado para desplazarnos por nuestro país, que nos atienda un médico cuando nos ponemos enfermos, que la basura no se acumule en las calles y que nos ayude la policía cuando lo necesitamos. Para eso es necesario pagar impuestos. Ahora que más de uno se plantea hacer las maletas y marcharse a Andorra para tributar menos, nosotros nos preguntamos por qué hay que pagar impuestos.
¿Qué son los impuestos?
Los impuestos son unas cantidades de dinero determinadas por ley que cada ciudadano está obligado a pagar a las Administraciones públicas (el Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos), que utilizan estos fondos para financiar las necesidades públicas. Los impuestos pueden ser directos (como el impuesto sobre la renta) o indirectos (como el IVA).
Cada año, el Gobierno aprueba (o debería aprobar) los Presupuestos Generales del Estado. Aquí se determina el importe máximo que el Estado puede gastar, en qué va a gastarlo y los ingresos necesarios para financiar ese gasto en forma de impuestos.
¿Por qué hay que pagar impuestos en España?
El artículo 1.1 de la Constitución Española (CE) indica que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político". Pues bien, precisamente ese carácter social es lo que justifica el principio de equidad o de justicia del gasto público, así como su función redistributiva.
El libre mercado en el que se basa nuestra sociedad conlleva que se produzcan desigualdades que el propio mercado por sí mismo no puede solucionar. Y aquí es donde interviene el Estado en su dimensión social para intentar corregirlas.
Se trata de un papel activo conferido por el artículo 9.1 CE: "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social". De esta forma, se pretende favorecer la oportunidad de igualdades entre los ciudadanos, independientemente de su origen o situaciones individuales de partida.
Por otro lado, el artículo 31.2 CE establece que el gasto público realiza una "asignación equitativa de los recursos públicos". Se establece así una función redistributiva que consiste en la asignación equitativa de los recursos públicos. En teoría, esto implica que todos los ciudadanos tienen derecho a beneficiarse por igual de los bienes y servicios públicos, independientemente de su contribución en forma de impuestos.
Además, esta función redistributiva implica la utilización del gasto público para realizar una transferencia de renta hacia los sectores sociales más débiles en términos económicos. El objetivo es compensar las situaciones de desigualdad para asegurar una convivencia justa y la paz social.
¿Para qué sirven los impuestos?
Los impuestos sirven para pagar los gastos públicos. El gasto público es el empleo de los caudales públicos para sufragar las necesidades públicas. Las Administraciones públicas utilizan este dinero para pagar, entre otros, los siguientes gastos:
- Sanitarios.
- Culturales y recreativos.
- Educativos.
- Seguridad y defensa.
- Recogida de basuras.
- Construcción y mantenimiento de estructuras.
- Pago de pensiones.
- Transporte público.
- Abastecimiento de agua potable.
- Cuidado del medioambiente.
- Justicia.
Entonces, ¿por qué tengo que pagar impuestos?
Cada ciudadano debe pagar impuestos para financiar y mejorar los servicios que el país presta a la sociedad en general. Pero, además de ayudar a sostener los gastos públicos, los impuestos también facilitan la redistribución de la renta de manera equitativa. Para ello, se establece una obligación de pagar en función de la capacidad económica de cada uno. Es decir, sobre el papel, los más ricos pagan más. Al mismo tiempo, los impuestos también buscan una mayor eficiencia en la economía y suavizar las crisis económicas.
Obviamente, todo esto esto es la teoría, ya que estos objetivos no se consiguen siempre. Las políticas fiscales deben ser efectivas para dar respuesta a las necesidades de recursos, sostener los gastos públicos frenando el endeudamiento, solucionar las crisis y evitar la evasión de impuestos.
No obstante, pagar impuestos es fundamental para mantener los servicios públicos. Tal vez podamos pensar que es injusto estar pagando escuelas cuando no tenemos hijos o ayudar a mantener el sistema sanitario cuando no hemos ido al médico en años. Sin embargo, que todos los ciudadanos cuenten con una buena educación de calidad es esencial para que la sociedad pueda funcionar. Y tal vez hoy no necesitemos ir al médico, pero nuestros padres sí. Además, ya hemos sido testigos de lo que ocurre cuando la sociedad no puede acceder a los servicios médicos en condiciones normales. Y quién sabe lo que pasará el día de mañana.
El sistema tributario puede ser más o menos efectivo. Pero pagar impuestos es necesario para vivir en sociedad. Otra cosa es que estemos de acuerdo o no con las políticas fiscales impuestas por el Gobierno de turno.