Los ERTE han sido una de las principales herramientas que ha esgrimido el Gobierno para enfrentarse a la crisis del coronavirus. A 29 de abril había registrados 638.283 trabajadores en ERTE. Con sus ventajas y sus desventajas, el Ministerio de Trabajo pretende seguir prorrogando los ERTE al menos hasta septiembre y luego valorar si mantenerlos definitivamente. Entonces, ¿cuánto tiempo durarán los ERTE en España?
¿Cuánto tiempo durarán los ERTE?
Los expedientes de regulación temporal de empleo, más conocidos como ERTE, son suspensiones temporales del contrato laboral que se han hecho especialmente conocidos en España a partir de la crisis del coronavirus. Tras el primer estado de alarma de la COVID-19, se aprobó una extensión hasta el 30 de septiembre de 2020. Sin embargo, las previsiones de recuperación del Gobierno no se cumplieron y se prorrogaron hasta el 31 de enero.
Pero, tras anunciar que los ERTE durarán lo que haga falta, el Ministerio de Trabajo consiguió prorrogarlos hasta el 31 de mayo. Y ahora que se acerca el fin de la prórroga y miles de trabajadores siguen afectados por un ERTE, el Gobierno está planeando extenderlos por lo menos hasta el 30 de septiembre de este año. Y luego ya veremos.
De hecho, la semana pasada el Gobierno ya planteó a sindicados y empresarios la negociación de la prórroga de los ERTE. Después del verano, se estudiará si es necesario mantenerlos.
La propuesta parte de la idea de mantener unas condiciones similares a las actuales, pero rebajando las exoneraciones de las cuotas a medida que la reactivación de la economía vaya cobrando fuerza. Desde enero, los trámites para extender los ERTE se han simplificado y ya no es necesario conseguir nuevas autorizaciones administrativas. Además, se mantuvieron las tres modalidades vigentes:
- Los destinados a los sectores ultraprotegidos y a las empresas vinculadas a su cadena de valor.
- ERTE por impedimento de la actividad.
- ERTE por limitación de la actividad.
¿Han llegado los ERTE para quedarse?
El Gobierno empieza a plantear los ERTE como una herramienta permanente y flexible configurada como una alternativa al despido. De momento, las negociaciones se van a centrar en extender los ERTE hasta el 30 de septiembre, una medida que cuenta con los apoyos necesarios para su aprobación.
En función de cómo esté la situación para entonces, se estudiará si se deben prolongar o dejarlos como un instrumento permanente para los empresarios. En este sentido, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, siempre ha mantenido que los ERTE durarán lo que tengan que durar.
No obstante, los juristas expertos en derecho laboral creen que los ERTE se acabarán convirtiendo en una herramienta habitual para ajustar las plantillas. Según el plan que el Gobierno ha enviado a Bruselas para recibir los fondos de recuperación, los futuros ERTE serán mecanismos de ajustes internos que aporten flexibilidad a las empresas para que puedan reducir su plantilla esporádicamente, pero garantizando el empleo a esos trabajadores.
No obstante, para que sean viables, serán los empleados y los empresarios los que aporten la financiación necesaria para ayudar a las compañías que experimenten problemas. Es decir, que para evitar despidos en futuras crisis, los trabajadores y empresas serán los que tendrán que pagar los ERTE a través de un fondo público y de sus cotizaciones u otras partidas acumuladas en tiempos de crecimiento económico.