A medida que se retrasa la edad de jubilación, cada generación tiene que trabajar más años. Sin embargo, los últimos años de nuestra carrera profesional pueden ser los mejores. Pero, para ello, debemos prepararnos y poner en práctica ciertas recomendaciones estratégicas.
Tus últimos años de carrera laboral pueden ser los mejores
El panorama laboral ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Mientras crece nuestra esperanza de vida y la hucha de las pensiones se va vaciando a un ritmo vertiginoso, cada generación tiene que trabajar más y más años.
Además, eso de permanecer en la misma empresa durante toda nuestra vida laboral es cosa del pasado. Según las estimaciones de los expertos, llegaremos a tener entre cinco y siete trabajos diferentes, e incluso tendremos que prepararnos para cambiar de sector, profesión o carrera en cualquier momento. Si algo ha quedado claro es que el mercado laboral es inestable y ni los másteres prestigiosos, ni varias carreras, ni los idiomas nos garantizan el éxito.
Según los expertos en el sector laboral, debemos dejar de plantearnos nuestra carrera como una trayectoria homogénea y ascendente y hacernos la idea de que se divide en etapas: aprendizaje, consolidación e independencia. La etapa del aprendizaje consiste en sobrevivir, adquirir conocimientos y ganar dinero para pagar las facturas.
Alrededor de la mitad de la treintena nos empezamos a asentar y debemos preparar la última etapa de nuestro ciclo laboral. A partir de los 50 años, lo ideal es que ya estemos bien establecidos en el sector y que podamos ganarnos la vida con lo aprendido en las etapas anteriores. Y si puede ser con algo que nos guste, mejor aún.
A partir de aquí, muchos se preocupan por la edad de jubilación. Sin embargo, el verdadero problema es si vamos a ser capaces de disfrutar de nuestro retiro sin generar ingresos. En cualquier caso, siempre nos quedan los préstamos rápidos de AZLO de hasta 300 euros para cualquier necesidad de dinero.
Consejos para prepararnos para los últimos años de carrera profesional
Según los datos de la encuesta de población activa (EPA), la edad más productiva de los trabajadores españoles es entre los 25 y los 54 años. Pero entre estos trabajadores el desempleo en los jóvenes es del 40,3% (frente al 18% de la media europea) y la de los sénior es del 12,50%. Las razones están en lo que se denomina edadismo: falta o exceso de experiencia. No obstante, es obvio que ambas generaciones son complementarias y no sustitutivas.
En este sentido, todos debemos planificar nuestra carrera laboral y afrontarla con perspectiva desde un punto de vista estratégico. Es importante adquirir experiencia, pero también saber ponerla en práctica. Asimismo, en nuestro plan de negocio personal debemos apostar por las profesiones y empresas que se adapten a nuestros intereses, necesidades y valores.
Todo esto implica que en la última etapa de nuestra vida laboral debemos disponer ya de todas las herramientas que necesitamos. Contactos, cartera de clientes, lecciones, prestigio, ideas, marca personal, meteduras de pata, resolución de problemas... Todo ese conocimiento que los trabajadores mayores han adquirido a lo largo de los años tiene un valor incalculable que ha de conjugarse con el trabajo del resto de generaciones de trabajadores.
Aparte de experiencia, los trabajadores sénior pueden aportar ideas, actuar como mentores o conectores, invertir en nuevos proyectos e incluso cambiar de categoría laboral. Pero es necesario saber aprovechar los recursos y un poco de planificación.