Estamos luchando en una guerra sin precedentes. Nos lo recuerdan todos los días. A todas horas. Nuestras calles se han convertido en territorio de combate, calles por las que caminamos a toda prisa (los escasos ratos que vemos la luz del sol), como si fuéramos delincuentes fugados de una prisión donde hemos puesto nombre a todos los ladrillos de las paredes. Las medidas de distanciamiento social han ayudado a frenar la curva del contagio de la COVID-19. Los medios han sido duros, pero estamos salvando vidas. Sin embargo, algunos países han demostrado que se puede luchar contra el coronavirus sin el confinamiento de la población. ¿Pero cómo lo han conseguido?
El modelo de Corea del Sur
Corea del Sur fue uno de los primeros países que sufrió los efectos del nuevo coronavirus. Sin embargo, su respuesta rápida ha demostrado ser una de las más eficientes. Allí la vida no se ha detenido por completo gracias a las medidas tempranas.
Las autoridades de control de enfermedades aprobaron los primeros tests a principios de febrero. La burocracia y los procedimientos legales se gestionaron en menos de una semana. Un par de semanas más tarde los casos habían empezado a aumentar, pero los equipos sanitarios ya estaban preparados para hacer miles de tests diarios, pudiendo obtener los resultados en unas horas gracias a la creación de red nacional de laboratorios.
Además, la legislación de Corea del Sur permite que se utilicen los datos de geolocalización de los teléfonos móviles de los ciudadanos, a lo que se unieron los registros de los movimientos de las tarjetas de crédito y las grabaciones de las cámaras de seguridad. Con todo esto pudieron crear un sistema de información para rastrear y evaluar a las personas que podrían haberse cruzado con un infectado.
Por supuesto, a estas medidas se unieron las recomendaciones de lavarse las manos a menudo, el uso de mascarillas, salir de casa lo mínimo posible y medidas de distanciamiento social. Ahora pueden decir que prácticamente han erradicado la COVID-19 en menos de dos meses. De esta manera, a cambio de la restricción de derechos habitual de sus ciudadanos, Corea del Sur no tuvo que recurrir al confinamiento total para luchar contra el coronavirus.
Las medidas tempranas, la vigilancia de la población, los tests masivos y la disciplina han sido claves en su guerra particular. Por supuesto, su respuesta rápida al brote también está íntimamente relacionada con su experiencia con otro coronavirus, el MERS, que mató a 38 personas en 2015.
Las leyes contra el coronavirus en Taiwán
El éxito de Taiwán en su batalla contra el coronavirus ha tenido un alto coste, pero no han tenido que recurrir al confinamiento. Su experiencia con el brote del SARS en 2003 les ha dotado de las herramientas para responder rápida y efectivamente a la COVID-19.
Para luchar contra el coronavirus, en este país se han basado en la ley de los Centros para el Control de Enfermedades de Taiwán (CDC). Con esta normativa en mano, las primeras medidas se empezaron a imponer el 30 de diciembre de 2019. De esta forma, se realizaron inspecciones de aquellos que viajan desde Wuhan, la ciudad donde se inició el brote.
El 20 de enero, mucho antes de la primera reunión del Comité de Emergencia de la OMS, el Centro Central de Comando de Epidemias de Taiwán ya se había coordinado para gestionar la crisis. Lo primero que hicieron fue prohibir el acceso al país de los ciudadanos provenientes de la provincia de Hubei (donde se encuentra Wuhan), y después ampliarían estas medidas a toda China. También se impusieron cuarentenas de 14 días a los viajeros que venían de Corea del Sur, Singapur, Irán e Italia. Ya el 19 de marzo se cerraron las fronteras a los extranjeros.
Entre otras medidas, también se prohibieron las exportaciones de mascarillas médicas y se empezaron a requisar aquellas disponibles en las fábricas nacionales. Poco después se implementó un sistema de distribución de mascarillas, vendiéndose a precios muy bajos en farmacias autorizadas y ahora cuentan con los suministros médicos necesarios.
Además, se ampliaron las vacaciones de invierno durante dos semanas más en los centros escolares y educativos y se concedió un permiso especial no remunerado de 14 días para los trabajadores que necesitaban cuidar de sus hijos. Pero como las autoridades han mantenido la crisis bajo control desde el principio, las empresas y los negocios no se han visto obligados a echar el cierre. No obstante, algunas de ellas han sufrido importantes pérdidas, como el turismo, el transporte y la hostelería.
Finlandia, un país preparado para la batalla
Mientras medio mundo sufre problemas de desabastecimiento de material médico, en Finlandia no preocupa la escasez de mascarillas. La búsqueda desesperada de suministros fiables y equipos de protección individual (EPI) no les ha pillado desprevenidos.
El caso es que la Agencia Nacional de Abastecimiento de Emergencia (HVK) lleva décadas almacenando este tipo de provisiones. En concreto, desde la época de la Guerra Fría.
Los productos se han ido guardando en almacenes secretos por todo el país para hacer frente a cualquier tipo de crisis, ya sea sanitaria, económica, bélica o climática. Sus reservas incluyen herramientas, alimentos, combustible e incluso provisiones para la producción de armas. Ahora el gobierno finlandés ha solicitado a la HVK que se distribuyan estos suministros médicos y EPI para abastecer a todos los rincones de servicios de salud y bienestar.
Pero si el material sanitario se lleva conservando desde hace más de 70 años, ¿sigue siendo válido? Alguno de estos productos ya ha sobrepasado su fecha de caducidad, pero se mantienen en buen estado de conservación y su funcionamiento está verificado por el Centro de Verificación Técnica de Finlandia. Asimismo, también van a lanzar su propia línea de producción de suministros médicos.
Esto, sumado a la disciplina de los ciudadanos nórdicos y las medidas impuestas en una etapa temprana de la pandemia, ha colocado a Finlandia en una posición sólida para enfrentarse a la crisis. Su respuesta al coronavirus no ha sido el confinamiento, sino la prohibición de reuniones de más de diez personas, así como el cierre de fronteras y de museos, teatros, bibliotecas e instalaciones deportivas. También se cerraron todos los centros educativos, aunque las guarderías han permanecido abiertas. Por otro lado, se aisló la región de Uusimaa (Helsinki) durante tres semanas para limitar la difusión del virus al resto del país.
¿Unidos venceremos?
¿El confinamiento es la mejor solución para luchar contra el coronavirus? El tiempo lo dirá. Sea como sea, todo el mundo se está enfrentando al virus, pero cada país está luchando su guerra en solitario.
Y mientras algunas regiones compiten por su excelente actuación ante la crisis, otras parecen que compitan por llevarse el bochornoso premio a la gestión más desastrosa. Material defectuoso, escaso o robado, burlas a las medidas recomendadas por la OMS, manipulación de datos, celebración de actos multitudinarios en plena alarma sanitaria (la quedada de pitufos franceses mientras todos los españoles arrasaban con el papel higiénico en los supermercados pasará a los anales de la historia), test insuficientes... Hay que reírse por no llorar.
Pero hoy es 20 de abril y queremos despedir el día con una sonrisa (y tal vez hasta una lagrimilla). Hoy es el día que todos los años recordamos por aquella mítica canción de los Celtas Cortos. Hoy no es 20 de abril del 90. Es 20 de abril de 2020, el año del coronavirus. Y hoy los Celtas nos han hecho un regalo fantástico en compañía de Rozalén, Carlos Tarque, El Sevilla, Eva Amaral y otros artistas. Además de ser muy emotivo, todos los beneficios que se generen van destinados a Médicos Sin Fronteras en la lucha contra la COVID-19. Gracias a todos los trabajadores que estáis haciendo esto posible. #NoNosPodránParar