A veces los mayores descubrimientos se hacen por casualidad. Se dice que hallazgos tan importantes como la penicilina o la máquina de rayos X fueron fruto del azar. Y eso es lo que pasó a finales de 2019, cuando un paleontólogo aficionado al trail running entrenaba en la sierra de Loarre (Huesca). De repente, en mitad de un camino muy transitado, encontró varios fósiles de huevos de dinosaurio. ¿Pero qué implica este descubrimiento?
Huevos de dinosaurio para conocer la historia
La mayoría de los runners valoran todos y cada uno de sus entrenamientos. Sin embargo, seguro que el paleontólogo José Manuel Gasca valora uno por encima de los demás: el día que encontró el yacimiento de huevos de dinosaurio más grande de Europa en la sierra de Loarre durante un entrenamiento con el Club Alpino Universitario.
No era la primera ver que Gasca inspeccionaba uno de estos parajes (en 2011 encontró junto a otro paleontólogo un cráneo fosilizado del cocodrilo más antiguo de Europa). Según cuenta, en el Prepirineo hay rocas con potencial para contener dinosaurios. Aquella vez, su curiosidad obtuvo recompensa. El yacimiento fue localizado a finales de 2019, y a finales de enero la Dirección General de Patrimonio Cultural autorizó la presente actuación.
Ahora, un equipo internacional de paleontólogos españoles del Grupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza) y portugueses (Universidad Nova de Lisboa) está excavando una extensa área de nidificación que alberga huevos de dinosaurios de hace 68 millones de años. Aparentemente, estos huevos corresponderían al periodo anterior a la extinción de los dinosaurios, al Cretácico.
Entre los hallazgos se han identificado más de una veintena de huevos de unos 20 centímetros de diámetro en un estado de conservación óptimo. Además, se encuentran agrupados, lo que sugiere que podrían existir varios nidos. De hecho, los investigadores creen que solo han descubierto unos pocos y que podría haber cientos de huevos.
Un primer análisis apunta a que pertenecen a dinosaurios saurópodos titanosaurios. Se trata de unos herbívoros cuadrúpedos de largas colas y cuellos que podrían alcanzar los 20 metros de longitud. Hasta ahora no se había encontrado más que un hueso aislado.
¿Qué implica este descubrimiento?
Los doctores Miguel Moreno Azanza, paleontólogo oscense residente en Portugal, y el propio José Manuel Gasca lideran las excavaciones que se están realizando durante septiembre y octubre. El hallazgo permitirá estudiar ciertos aspectos de la biología reproductiva de los últimos dinosaurios no avianos de Europa.
Por ejemplo, se podrá investigar cómo se reproducían los dinosaurios, cómo construían los nidos o si las hembras se agrupaban para anidar en una zona al mismo tiempo. Además, también se podrán sacar conclusiones históricas sobre Loarre, pues algunas de las rocas de la sierra también han sido datadas en unos 68 millones de años.
Además, también se espera que el descubrimiento de estos huevos de dinosaurio en el Prepirineo oscense enriquezca el patrimonio cultural de Loarre. El hallazgo se une a otros recursos paleontológicos de la zona, como el yacimiento de huellas de rinoceronte que se puede visitar cerca del castillo. La intención del ayuntamiento es poner los medios para evitar los expolios y habilitar un museo, aunque de momento la Dirección General de Patrimonio ha ordenado su envío Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza.
Por desgracia, la apertura del Parque Jurásico real tendrá que esperar un poquito más. Pero tiempo al tiempo.