Las noticias sobre el omnipresente coronavirus se han convertido en nuestro pan de cada día. Todos los días surge un rebrote nuevo, una investigación, una protesta por las mascarillas, otro hospital colapsado... Siempre hay algo nuevo sobre lo que informar. Uno de los aspectos que más nos han interesado desde el inicio de la pandemia es la variedad de los síntomas del coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ido cambiando de criterio y ampliado el listado de síntomas del coronavirus a lo largo de este fatídico año. De esta forma, ha pasado de ser algo similar a la gripe a ser una enfermedad con un amplio espectro de síntomas, afectando al aparato respiratorio, pero también al sistema neurológico y al circulatorio. Veamos los síntomas reconocidos por la OMS a día de hoy.
Los síntomas del coronavirus reconocidos por la OMS
Allá por febrero, cuando todavía vivíamos (relativamente) ajenos a la pandemia, la OMS reconocía como síntomas del coronavirus la fiebre, la tos seca y el cansancio. Sin embargo, a medida que la enfermedad de la COVID-19 se iba expandiendo por el mundo, la lista se ha ido ampliado. Otros síntomas menos comunes registrados en un gran porcentaje de pacientes son los siguientes:
- Pérdida del sentido del olfato (anosmia).
- Pérdida del sentido del gusto (ageusia).
- Dolor de cabeza.
- Diarrea.
- Conjuntivitis.
- Congestión nasal.
- Molestias y dolores musculares.
- Dolor de garganta.
- Erupciones cutáneas o pérdida del color en los dedos de las manos o de los pies.
A estos síntomas hay que sumar, además, los síntomas graves: dificultad para respirar, sensación de falta de aire, dolor o presión en el pecho e incapacidad para hablar o moverse. Estos son los síntomas que requieren atención médica y, en algunos casos (el 20% de los enfermos), hospitalización. En todo caso, lo más recomendable si sufrimos uno de estos síntomas graves es llamar por teléfono a nuestro centro de atención sanitaria antes de desplazarnos hasta allí.
Más síntomas del nuevo coronavirus
Aunque no están reconocidos por la OMS, los médicos también han registrado otros síntomas asociados con el coronavirus. Según un artículo publicado en la revista The Lancet, algunos sufren confusión o delirio (27,9%) y estados alterados de conciencia (20,7%), consecuencias de la fiebre o de la reducción de oxígeno que llega al cerebro.
También señalan problemas de atención y concentración (38,2%), problemas de memoria (34,1%), depresión (32,6%), ansiedad (35,7%) e insomnio (41,9%). Asimismo, también han reconocido labilidad emocional, conductas agresivas e irritabilidad. Sin embargo, estos datos deben interpretarse con la debida cautela a causa de las limitaciones de los estudios. En otras palabras: la COVID-19 no es una simple enfermedad respiratoria.
Las secuelas del coronavirus
Llevamos conviviendo con el virus relativamente poco en términos científicos. Por lo tanto, apenas sabemos lo más básico acerca de la COVID-19, su tratamiento, su contagio y sus consecuencias. Y, mientras esperamos a que llegue una vacuna que cada vez parece estar más cerca, se empiezan a ver las primeras secuelas de la enfermedad.
Según la Academia de Medicina de Francia, entre las principales secuelas de la COVID-19 está el daño respiratorio residual, persistencia de fibrosis pulmonar, trastornos del ritmo cardíaco o miocarditis inflamatoria. También recogen el daño renal, disminución de la capacidad muscular, malestar general, fatiga y pérdida de memoria. A estas secuelas hay que añadir, además, problemas para dormir, ganas de llorar (fragilidad emocional) y trombosis.
Parece que esto está lejos de acabar. De hecho, todo parece indicar que España está a punto de entrar en la segunda ola. El distanciamiento social, el lavado de manos frecuente y las mascarillas son nuestros mejores aliados en esta batalla. Hay que seguir remando juntos en la misma dirección.