Los virólogos llevan meses advirtiendo de que necesitamos contratar rastreadores para frenar el (aparentemente) impararable avance de la pandemia del coronavirus. Ellos son la pieza clave para la detección precoz de la enfermedad y controlar su transmisión. ¿Pero quiénes son estos profesionales y por qué es necesario contratar más? ¿Cómo realizan la vigilancia de los contactos de los contagiados?
¿Qué son y qué hacen los rastreadores del coronavirus?
Según la Estrategia de detección, vigilancia y control de COVID-19 publicada por el Ministerio de Sanidad, la detección precoz de todos los casos compatibles con COVID-19 es uno los puntos clave para controlar la transmisión. Ahí entran en juego los rastreadores.
Los rastreadores son los profesionales encargados de localizar y realizar un seguimiento de los contactos de los infectados de COVID-19. Su trabajo consiste en recopilar información sobre los movimientos de los últimos días de una persona que ha sido diagnosticada con la enfermedad. El siguiente paso es llamar por teléfono a cada una de las personas con las que ha tenido contacto estrecho para comunicarles la situación.
En la primera llamada el rastreador pregunta a la persona sospechosa si ha experimentado alguno de los síntomas más comunes del coronavirus (tos, fiebre o dificultad para respirar, la temida tríada). Todos son puestos en cuarentena durante 14 días (o se intenta) y a algunos se les pide que vayan a hacerse una PCR. El rastreador realiza un seguimiento telefónico durante los siguientes días. Si alguna de las personas empieza a desarrollar síntomas se le envía a atención primaria.
En otras palabras más sencillas: un rastreador se dedica a buscar posibles infectados para cortar las cadenas de contagios. Es una labor esencial para contener la propagación del coronavirus en la nueva normalidad. Y, desde luego, contratar un exceso de rastreadores siempre será infinitamente más barato que un nuevo confinamiento.
Este trabajo se ha llevado a cabo tradicionalmente por médicos y enfermeras (nuestro sufrido personal sanitario). Sin embargo, Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, asegura que no es necesario que los rastreadores sean profesionales sanitarios. Si lo son, mejor, pero no es necesario.
¿Está funcionando esta estrategia?
Los resultados de este plan son irregulares. Mientras que en Canarias se localizan entre tres y 27 contactos, en Asturias, Castilla-La Mancha y Madrid la cifra se sitúa entre cero y tres personas. Los datos son aún peores para Cataluña. Además, los propios rastreadores denuncian la frustración que sienten ante la pasividad de gran parte de la población. Algunos han declarado que hay personas diagnosticadas con COVID-19 o que están esperando los resultados de la PRC y, cuando les llaman, están en la calle. Aunque la prueba salga negativa, el sospechoso tiene que estar 14 días en casa por precaución, pero, según dicen, el número de incumplidores es significativo.
¿Cuántos rastreadores necesitamos?
Los expertos aseguran que ni nos acercamos al número de profesionales necesarios para realizar este trabajo, al menos en España. No existe ningún plan nacional al respecto y son las comunidades autónomas, cada una por su lado, las que están gestionando los servicios de sus propios rastreadores.
Según Fernando Simón, el número de rastreadores que hace falta en cada región depende del número de casos, densidad de población y la incidencia de los rebrotes. No obstante, según los cálculos de las recomendaciones internacionales, España tiene la mitad de los rastreadores necesarios para controlar la epidemia.
La escasez de recursos y la falta de cooperación de algunas personas ha desembocado en transmisiones comunitarias graves en algunas zonas del país que ahora se tratan de frenar desesperadamente. Helena Legido-Quigley, experta en sistemas sanitarios de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, pone el ejemplo de Alemania: un mínimo de un rastreador por cada 4.000 habitantes. Hace menos de dos semanas, en Madrid había un rastreador por cada 47.000 habitantes.
Voluntarios al rescate
Los datos en España no son demasiado buenos. Pero la ayuda está en camino. Parece ser que Radar COVID, la app de rastreo del coronavirus, dobla el número de contactos detectados por los rastreadores. El problema es que esta aplicación no estará disponible hasta el 15 de septiembre. Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ha anunciado que está formando rastreadores en el Ejército para poner a disposición de las comunidades autónomas si lo necesitan.
En algunas regiones, como la Comunidad de Madrid, se ha solicitado la colaboración de voluntarios. El anuncio ha sido acogido con la polémica esperada. Y todo ello mientras se construye un nuevo hospital para pandemias y se realiza una gran inversión en una nueva app para la detección precoz del coronavirus, cuando la app de Irlanda ya se ha probado, funciona muy bien y es de código abierto. Hay cosas difíciles de explicar en este país.