Hace ya más de dos décadas que se estrenó la película Mulán y no ha envejecido ni un día. Alejándose del prototipo clásico de princesa Disney, Mulán se convirtió en un icono feminista mostrándose como una mujer con aspiraciones, sueños e iniciativas que iban más allá de casarse con un hombre y "darle sus hijos con amor".
En lugar de dar honor a su familia con un matrimonio de provecho, decide cortarse la melena, jugarse la vida y alistarse en el ejército para salvar a su padre de una muerte segura. Pero, en realidad, ese no es su único motivo, ya que en el fondo también quiere probarse a sí misma, saber quién es y reconocer a la persona que le devuelve la mirada en el espejo.
Mi dulce y linda flor
La historia de Mulán, como tantas otras del catálogo de clásicos de Disney, no es original. La trama está inspirada en La balada de Hua Mulan, una leyenda china que habla sobre una mujer que se disfraza de guerrero para unirse al ejército y así reemplazar a su padre en la guerra contra los invasores hunos. Esta obra data del siglo VI y todavía se discute si tiene o no base histórica.
Los guionistas de Disney decidieron deshacerse de las partes más trágicas de la leyenda para dar vida a una heroína mundana y cercana con la que es fácil identificarse. Como ocurre con todas las mujeres de la época, de Mulán se espera que sea sumisa y elegante, que se encargue de las tareas domésticas, que se case bien con un hombre para llevar honra a la familia y que le dé hijos.
Sin embargo, desde la primera escena vemos que Mulán no es así. Mulán tiene manos de cazo, no cuida demasiado su aspecto, se pasa el día soñando despierta, demuestra curiosidad y es ingeniosa. Ella quiere ser algo más que un simple florero y se niega a someterse a las reglas que la sociedad ha impuesto a las mujeres.
Tras una desastrosa visita a la casamentera, la muchacha se mira en el espejo y no se reconoce. Al igual que todas las mujeres, debajo de todo ese maquillaje y los tacones, se esconde la persona que es en realidad. Pero la libertad para mostrarse tal cual es tiene un alto coste.
La flor que florece en la adversidad
Casi sin quererlo, Mulán inicia una lucha contra las reglas patriarcales y nos enseña que el valor no es algo exclusivo de los hombres. Y lo hace sin ensalzar el mensaje feminista por encima de todo lo demás.
Cuando llega al campamento militar sigue siendo la misma chica torpe e insegura, pero es una más. Y es que nadie nace sabiendo, independientemente de lo que tengamos entre las piernas. A través del entrenamiento, el coraje y su ingenio, Mulán consigue ponerse a la altura de sus compañeros varones, demostrando que lo que importa son las personas, y no su sexo.
De una forma muy sutil y delicada (sobre todo teniendo en cuenta que la película está orientada al público infantil), se nos muestra una historia llena de transgresiones y que abraza la masculinidad sin renunciar a la feminidad, apartándose del sexo. Así, las espadas y las lanzas no son superiores al maquillaje y a los tacones, sino que simplemente son diferentes y útiles dependiendo del contexto.
De hecho, el resto de sus compañeros en el ejército acaba aceptando esta idea, llegando incluso a travestirse para llevar a cabo el plan de Mulán. Ella misma se vuelve a vestir como una mujer al final de la película y se enfrenta sola a uno de los villanos de Disney más aterradores (comparte podio con la exquisita Maléfica) armada con un abanico. Aunque la película está llena de simbolismos, el de esta escena es, simplemente, fantástico. Aquí Mulán bloquea la espada de Shan Yu (símbolo fálico por excelencia) con un instrumento en forma de V, despojándole del arma. La sutileza es maravillosa, como el resto de la película.
¡Deshonra sobre tu vaca!
Además, la protagonista está rodeada de unos personajes interesantes con un potente trasfondo. Por un lado está Li Shang, que representa todo lo bueno de la masculinidad: un cuerpo escultural, poder, liderazgo y fortaleza. Sin embargo, también le vemos sentir dudas, sufrir por un conflicto emocional no resuelto con su padre y soportar la presión de su cargo. Al final de la película incluso acaba aceptando sin reservas la superioridad intelectual de una mujer, rechazando sus prejuicios.
Por otro lado, está el trío cómico de Ling, Chien-Po y Yao, que nos dejan bien clarito cuáles tiene que ser las mejores cualidades de una mujer: que sea bella, que sepa cocinar y que admire a su marido por encima de todo. Esta opinión queda perfectamente parodiada con una fina ironía en la canción 'Mi dulce y linda flor'.
Pero lo verdaderamente importante de estos personajes es su evolución, pasando de ver a las mujeres como bonitos complementos a ayudar a Mulán sin cuestionarla o anularla. Y, al final, la película nos manda un mensaje evidente, pero no por ello menos contundente: lo masculino no es mejor que lo femenino, ni al contrario, sino dos conceptos complementarios e igualmente útiles.
El mayor de todos los honores
Una y otra vez, esta película de Disney revindica el clásico "más vale maña que fuerza". Mulán es un símbolo de rebelión, valentía y honor, pero también de inteligencia. La protagonista se enfrenta a las dificultades aplicando astucia e ingenio, además de un admirable espíritu de lucha y sacrificio. Y es que las mujeres son mucho más que un florero.
En este sentido, uno de los mejores detalles de la película es que en ningún momento se alude a la belleza de la protagonista, como en otras historias de la casa del ratón. De hecho, el único halago que le hacen en toda la película es lo bien que lucha. Aparte, claro está, de la magnífica escena de Mulán y su padre al final de la película.
Mulán es una película valiente, transgresora y bonita que demuestra que el valor también trae honor. Y, además, cuenta con una de las mejores canciones de Disney (la fantástica 'Voy a hacer todo un hombre de ti') y dos personajes inolvidables: la abuela de Mulán y el dragón Mushu. Tal vez sea una buena película para olvidarnos de normas, coronavirus, pandemias y desescaladas y centrarnos en un mensaje positivo acerca del verdadero significado del feminismo, la igualdad, el valor y el honor.