Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana... El silencio, la fanfarria y la piel erizada. Recónocelo, tú también lo has sentido. Hay pocas películas que hayan unido a tantas generaciones como la trilogía original de La guerra de las galaxias. El pasado lunes se celebró en todo el mundo el Día de Star Wars, así que nuestra película de la semana no podía ser otra. Esta semana os recomendamos el Episodio IV, Una nueva esperanza.
¿Por qué se celebra el Día de Star Wars el 4 de mayo?
Después de 43 años, tres trilogías, varios spin-offs, un montón de series, decenas de libros, cómics, videojuegos, cientos de juguetes... no queda mucho por decir de una de las sagas más míticas del cine. Sin embargo, Star Wars sigue causando casi tanto furor como el primer día.
¿Pero por qué se eligió el 4 de mayo como Día Mundial de Star Wars? Hagamos un pequeño viaje al pasado, hasta 1979. Habían pasado dos años del estreno de Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza y la gente seguía maravillada con la película. El 4 de mayo de ese año, justo después de que Margaret Thatcher fuese investida como la primera ministra británica, sus compañeros del Partido Conservador le enviaron una original nota en la que se podía leer: "May the 4th be with you, Maggie. Congratulations". En otras palabras: "Que la fuerza te acompañe, Maggie. Felicidades". De esta forma, se registró "4th" como una manera de referirse a "force", o "fuerza" en inglés.
Los seguidores de Star Wars se mostraron encantados con la ocurrencia y lo recogieron para su repertorio, utilizando las palabras "may" (mayo en inglés) y "4th" para su propio juego de palabras: "May the Force be with you". O lo que es lo mismo: "Que la Fuerza te acompañe".
La Fuerza estará contigo... siempre
La primera película de Star Wars nació como un proyecto sin grandes pretensiones. Improvisaciones, accidentes, chándales Adidas... el resto es historia. Y me pregunto si los grandes creadores de la humanidad son conscientes de que están a punto de hacer historia. Desde luego, George Lucas no lo fue. Pensando que su producto sería un fracaso absoluto de taquilla, en lugar de asistir a la premier mundial decidió irse de vacaciones a Hawái con su buen amigo Steven Spielberg.
George Lucas nos empezó a contar su historia de una manera bastante peculiar: por la mitad, por la cuarta película de lo que luego se convertirán en nueve. Se dice que la historia de este humilde granjero de humedad nació como un remake de La fortaleza escondida, de Akira Kurosawa. Pero Star Wars es en realidad la historia de Anakin Skywaker, el ser más poderoso de la galaxia y el villano más icónico del cine. Un jedi que pasó a ser sith y acabaría su vida siendo padre (escena que inmortalizaría el legendario Constantino Romero en la versión española).
Star Wars llenó a las pantallas de todo el mundo en un momento en el que el feminismo todavía no se hacía oír a voces, pero ya había mujeres fuertes que eran capaces de avivar el fuego de una rebelión y mirar al mal a los ojos sin apartar la vista. Pero esta película también nos enseñó que los cazarrecompensas sinvergüenzas también tienen su corazoncito y nos recordó las enseñanzas de Galadriel: hasta el más pequeño puede cambiar el curso del futuro.
Pero esta película es mucho más que Leia, Luke y Han Solo. Es el espíritu de la Orden Jedi personificada en un anciano Obi-wan Kenobi, la venganza de Darth Vader y las gracietas de R2D2 y C-3PO. Es el Halcón Milenario y Chewbacca. Y, de fondo, un personaje más: una banda sonora espectacular a cargo del maestro John Williams, convirtiéndose en una compañera insuperable de esta alucinante epopeya espacial.
Este fin de semana, cuando estés gruñendo por las fases de la desescalada del dichoso conorovirus y te estés quejando de lo poco que puedes salir a la calle, ponte las gafas de un niño y vuelve a ver Una nueva esperanza como la viste el primer día. Nos ha tocado vivir tiempos difíciles, pero siempre está la esperanza acechando en una esquina del corazón. Y si algo nos ha enseñado Star Wars es que, si no nos rendimos, la Fuerza estará con nosotros... siempre.