Esta semana estamos sufriendo la peor ola de calor en junio en 20 años. Aunque hay quien lo sigue negando, el cambio climático es un hecho y deberíamos empezar a preocuparnos de verdad. Por eso surgen iniciativas como la gastronomía sostenible.
¿Qué es la gastronomía sostenible?
El próximo 18 de junio celebramos el Día de la Gastronomía Sostenible, una jornada impulsada por la ONU en el año 2016 a propuesta de la Sociedad Peruana de Gastronomía (APEGA). La finalidad de este día es crear conciencia acerca de la necesidad de adquirir nuevos hábitos alimentarios que contribuyan al bienestar de la población, a la conservación del medioambiente y a la protección de los recursos naturales.
En ese sentido, la gastronomía sostenible o gastronomía sustentable es un tipo de cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, incluyendo su cultivo, su distribución a los mercados y su tratamiento hasta llegar al plato. El objetivo es proteger la biodiversidad y preservar los recursos naturales, al mismo tiempo que se impulsa el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria y el consumo responsable.
La necesidad de buscar este sistema alimentario responde a la explotación agrícola que tradicionalmente ha degradado los suelos, al consumo excesivo por parte de los consumidores y al gran desperdicio de alimentos. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se desperdicia una tercera parte de todos los alimentos producidos.
¿Cómo puedo apoyar la gastronomía sostenible?
Como consumidores, nos corresponde una serie de derechos, pero también tenemos ciertos deberes. Aquí cobra especialmente importancia el respeto por el medioambiente, que es crucial para la vida. Por eso, como consumidores podemos adoptar una serie de hábitos para contribuir con nuestro pequeño granito de arena.
1. Haz una compra más sostenible
Hacer una compra sostenible es la primera responsabilidad de los consumidores. ¿Pero y eso cómo se consigue? Hay varias cosas que podemos aplicar: evitar comprar cosas que no necesitamos, llevar bolsas reutilizables al supermercado, coger productos de consumo rápido, no tirar las sobras, comprar solo los alimentos que vamos a consumir...
2. Evita las compras impulsivas
¿Sueles meter en el carrito muchos caprichos cuando haces la compra? Las compras impulsivas no suelen ser buenas para el bolsillo ni para el medioambiente, pero, si se trata de comida, tampoco suelen serlo para nuestra salud.
3. No malgastes el agua
El agua es un recurso limitado y esencial para la vida. Por eso es fundamental no malgastar agua y no contaminarla (como cuando tiramos aceite por el fregadero).
4. Planifica tus menús
La mejor manera de reducir los desperdicios alimentarios es preparar los menús semanales y hacer una lista de la compra acorde con lo que vamos a cocinar. También es importante fijarse en las fechas de caducidad cuando hacemos la compra y tener espacio en el congelador para conservar aquellos alimentos a punto de sobrepasar su fecha de consumo preferente.
5. Compra productos locales y de temporada
Comprar productos locales contribuye a mejorar la economía circular de la zona y genera la riqueza necesaria para que el sistema se mantenga. Además, los traslados con más cortos y se generan menos emisiones de CO2.
Por otro lado, los productos de temporada se cosechan en su punto óptimo de maduración, se venden a un precio justo y fomentan la sostenibilidad de la tierra. ¿Pero cómo podemos saber qué productos están de temporada? Por ejemplo, Soy de temporada nos indica las frutas, verduras y hortalizas recomendadas según el mes.
6. Reduce tus pedidos online
Todos hacemos compras online. Especialmente ahora, que tantas empresas están cerrando sus tiendas físicas para centrarse en el mercado digital. Sin embargo, la producción, los embalajes y los transportes son especialmente contaminantes.
Antes de hacer tres pedidos a Amazon, quizá sea mejor agrupar los pedidos en uno solo o utilizar los puntos de entrega más cercanos. ¿Y si nos apetece algo mucho mucho? Siempre podemos permitirnos ese caprichito gracias a los préstamos al instante.