"Otro mundo... otro tiempo y otra era. Thra, un maravilloso planeta que gira alrededor de tres soles, en cuyo centro se encuentra el Cristal de la Verdad, el corazón de Thra y fuente de toda vida". El mes de agosto del año pasado fue muy diferente al de 2020. Todos éramos felices e inconscientes, presumíamos de nuestras fotos de pies en Instagram y viajamos a montones de destinos. Y también se estrenó Cristal Oscuro: La era de la resistencia, una de las series de Netflix más hermosas, místicas y apasionantes. Pero, sin duda, la palabra que mejor la describe es "mágica".
¿La resistencia condenada al fracaso?
El mágico mundo de Thra nos encandiló allá por los maravillosos años 80. Los titiriteros Jim Henson (creador de Los Teleñecos y Fraggle Rock) y Frank Oz (el encargado de dar vida a Yoda en los Episodios V y VI de Star Wars) nos propusieron un viaje alucinante a través de una tierra saqueada de vida por unos seres malignos. Y, aunque muchas veces conviene dejar a los clásicos tranquilos, la precuela que nos ha ofrecido Netflix ya sido una obra de arte espectacular.
Ha sido, en pasado. Porque para celebrar el Emmy al mejor programa infantil anunciaron la cancelación de la serie. La celebración más cínica de la historia a causa de la afilada guadaña que Neflix no deja de pasear últimamente.
La película Cristal Oscuro nos contaba la historia del Cristal de la Verdad, la fuente de toda vida, que se halla en el corazón de Thra. Pero, mil años atrás, el cristal se partió a causa de los codiciosos skeksis, iniciando una era de caos y maldad. Sobre los hombros de un pequeño gelfling recaerá la tarea de buscar el pedazo de cristal perdido para restaurar el equilibrio del universo.
La serie Cristal Oscuro: La era de la resistencia nos cuenta la historia de la cómo se rompió el cristal en una magnífica precuela compuesta por diez sensacionales capítulos. A través de los ojos de unos valientes gelflings, veremos un viaje épico en el que encenderán los fuegos de la rebelión para luchar por salvar su mundo. Y aunque sabemos que sus esfuerzos serán (seguramente) en vano, eso no nos impide disfrutar de un viaje increíble, emotivo y emocionante.
Final, principio... es todo lo mismo
Cristal Oscuro: La era de la resistencia cumple una labor extraordinaria, llenado de vida y color todos los rincones de Thra. Y es tal y como nos lo habíamos imaginado hace ya casi 40 años. De esta forma, nos presenta varias razas gelfling perfectamente definidas, nos cuenta las motivaciones de los skeksis y nos hace recordar a los míticos curris de los Fraggle Rock a través de los inocentes podlings. Y, girando alrededor de todos ellos, la mística Madre Augrha tejiendo su plan cósmico.
Pero no son los únicos presentes en esta bella tierra. El lore de Thra está lleno de criaturas con un asombroso trasfondo. Los siniestros nurlocs, los tenebrosos arathim, los sabios místicos, los tiernos gruenaks, el monstruito Fizzgig, los ancestrales landstriders... Cada uno añade una riqueza insondable a un mundo fantástico en tiempos tumultuosos.
En el camino de Deet, Brea y Rian se mezclarán aventuras con sacrificios, traiciones y promesas con un puntillo de terror apto para todos los públicos. Además, el mensaje ecologista y el canto al medioambiente permanece intacto, demostrando una vez más que todas las criaturas salvajes son dignas de nuestro cuidado y respeto.
Como recomendación, tras terminar de ver esta serie hay que ver el documental La llamada del Cristal: Así se hizo Cristal Oscuro: La era de la resistencia. Completamente imprescindible para despedirnos de Thra en Netflix.
La esperanza es frágil y valiosa
De alguna forma, Cristal Oscuro: La era de la resistencia consigue capturar esa esencia de la fantasía atemporal característica de la película original y nos la presenta en un formato moderno, pero con tintes retro y mucha nostalgia. El resultado es un producto sobresaliente, valiente y puro que nos mantiene en todo momento con la boca abierta y el corazón en un puño.
El noble arte de contar historias a través de marionetas ya casi se había olvidado, pero los esfuerzos de Lisa Henson (la hija del titiritero) finalmente dieron fruto. Contando solo con marionetas, figuras, escenarios construidos a mano y escasos efectos especiales, esta serie se configura como un tributo perfecto para todos aquellos que crecieron soñado con la fantástica tierra de Thra. Cada uno de sus maravillosos planos es una obra de arte artesana que nos deja sin palabras.
Seguro que Jim Henson la habría disfrutado, aunque Neflix nos haya dejado con las ilusiones rotas mientras nos relamíamos de puro gusto pensando en una segunda temporada. Volveremos al eterno mundo de Thra... una vez más, en nuestros sueños.