El 27 de junio celebramos el Día de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas, una jornada que sirve para reconocer el papel esencial que representan estos negocios para la sociedad y los objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Pero por qué son tan importantes las pymes y cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan?
¿Qué son las pymes y las microempresas?
Aunque los criterios para clasificar las pymes y las microempresas varía en cada país, según la Comisión Europea se tiene en cuenta el número de empleados y el volumen de negocios anual. En concreto, la definición quedaría de la siguiente forma:
- Mediana empresa. Menos de 250 trabajadores y un volumen de negocios anual inferior a 50 millones de euros (o un balance general inferior a 43 millones de euros).
- Pequeña empresa. Menos de 50 trabajadores y un volumen de negocios anual o balance general inferior a diez millones de euros.
- Microempresa. Menos de diez trabajadores y un volumen de negocios anual o balance general inferior a dos millones de euros.
¿Por qué son tan importantes las pymes y las microempresas?
Según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, más del 99% de las empresas de la Unión Europea son pymes. Estas compañías dan trabajo a unos 94 millones de personas y generan más de la mitad del valor añadido del tejido empresarial.
Si nos centramos en España, las pymes representan el 62% del Valor Añadido Bruto (VAB), dando empleo a más de ocho millones de personas. Eso representa más del 53% del empleo empresarial total.
Según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2019 había 2.884.795 empresas en España, de las cuales un 99,84% eran pymes. La gran mayoría se dedica al sector servicios y, en menor medida, a la construcción, a la industria y al sector agrario.
La ONU considera que las pymes son la estructura sobre la que se asienta la economía mundial, ya que producen el 50% del PIB y generan entre el 60% y el 70% del empleo. Por lo tanto, un sistema de pymes fuertes y estables es una de las claves para asegurar el crecimiento económico de un país.
Su principal problema es la dificultad para obtener financiación. Además, también suelen experimentar ciertos inconvenientes en cuanto a competitividad, pero tienden a ser más flexibles y tienen una mayor capacidad para especializarse en mercados más concretos.