Seguro que algún profesor en el cole te preguntó qué querías ser de mayor. Lo que no sabíamos por entonces es que muchos trabajaríamos en profesiones que en aquellos años ni siquiera existían. Las nuevas tecnologías y la innovación constante dan lugar a nuevos modelos de negocio. Sobre estas bases se asientan las startups o empresas emergentes, un nuevo tipo de compañías innovadoras con un alto componente tecnológico. Veamos qué es una startup y cuál es su función en el tejido empresarial.
Características de las startups
Las startups, también conocidas como empresas emergentes o compañías de arranque, son un tipo de empresas fundadas por uno o varios emprendedores sobre una base tecnológica, innovadora y con una gran capacidad de crecimiento. Sus comienzos suelen apoyarse en costes e inversiones pequeñas (e incluso en el crowdfunding), aunque la perspectiva de negocio es que las ganancias crezcan exponencialmente.
Podríamos decir que su lema es "renovarse o morir", ya que suelen ofrecer un producto o servicio que se diferencia de las líneas habituales del mercado. Además, el diseño y la comercialización de este producto o servicio suele estar completamente orientado al cliente final.
Aunque tengan un comienzo pequeño (e incluso humilde), algunas startups acaban dando lugar a grandes empresas. Facebook, Google, Twitter o Amazon son algunos de los ejemplos clásicos. Algunas de sus características principales son las siguientes:
- La innovación continua, la creatividad, la reinvención permanente, la posibilidad de transformación y el desarrollo de talento son sus cimientos.
- El objetivo de una startup es simplificar procesos complicados de trabajo para ofrecer al cliente final una experiencia de uso intuitiva y fácil.
- La base de una startup es altamente tecnológica, buscando la innovación.
- La comunicación fluida entre los miembros del equipo es esencial para ejercer sus funciones.
- Los costes de desarrollo iniciales son mucho más bajos de los que se requieren para un negocio tradicional.
¿Cuándo una startup deja de serlo?
¿Pero cuándo una startup deja de serlo para convertirse en una empresa tradicional? No existe una guía definitiva que nos dé una respuesta, pero se pueden tener en cuenta ciertos factores:
- Sale a cotizar a bolsa.
- Deja de ser independiente al fusionarse o ser comprada por otra empresa.
- La jornada laboral de los empleados no supera las ocho horas y media diarias.
- Sus ingresos se equiparan con sus gastos.
- Los trabajadores pueden ausentarse de su puesto (por ejemplo, por vacaciones, visitas al médico o bajas médicas) y el proyecto sigue funcionando con normalidad.
- Se convierte en una inspiración para otras empresas y surgen competidores.
- Los espacios de trabajo entre los diferentes miembros del equipo se diferencian y los fundadores ya tienen títulos como CEO.