Por si el coronavirus, una pandemia mundial, el cambio climático, un meteorito, la plaga de langostas, la erupción del volcán Kratatoa, el incendio en Chernóbil y la llegada de las avispas gigantes no fuera suficiente, 2020 todavía nos tiene reservada una sorpresa más (de momento). Los expertos llevan semanas advirtiéndonos: la recesión económica a causa de las medidas de confinamiento para combatir la COVID-19 va a ser tremenda. Se acerca una gran depresión con graves consecuencias. ¿Pero qué significa esto exactamente?
Una depresión económica sin precedentes
Apenas han pasado unos años desde la crisis financiera de 2008. Los desequilibrios se sufrieron en la economía a nivel internacional. Y, cuando por fin empezábamos a asomarnos por el borde del precipicio, el coronavirus llegó a nuestras vidas. Aunque los economistas más optimistas hablaban de una tímida recuperación en forma de U, ahora se estiman pérdidas catastróficas de más del 10% del PIB en España y una depresión en forma de L.
Pero es que, además del virus, estamos luchando contra otros factores de riesgo que ya apretaban estrechamente el cuello de la economía mundial. Veamos cuáles serán las principales claves de esta inminente depresión.
La deuda nacional
Las caídas del PIB suponen un duro golpe para la deuda pública de muchos países, sobre todo para aquellos que ya estaban soportando unos niveles altos, e incluso imposibles. A esto se va a unir el cierre de muchos negocios y la pérdida de poder adquisitivo de miles de familias. Lo que vendrá a continuación no es ninguna sorpresa: quiebras, impagos y más deudas.
El gasto público también va a ser un importante problema. Y, si hay algo que ha quedado claro con esta pandemia, es que el sistema sanitario español no es un lujo, sino una necesidad. Mantener el excelente nivel de los servicios médicos requiere un desembolso importante que aumentará aún más la deuda.
La deflación
Mientras esperamos encerrados en casa a que el coronavirus se marche por donde ha venido, la crisis está causando una caída astronómica de los precios de materias primas (solo hace falta echar un vistazo a las gasolineras). Además, todo esto tiene otra terrible consecuencia: un gran excedente de mano de obra y capacidad productiva, lo que aumenta el peligro de insolvencia y las desigualdades. También se espera cierta pérdida del valor de la moneda, aunque es posible que la Unión Europea todavía pueda hacer algo al respecto. Pero, en vista de las últimas negociaciones, es mejor no tener demasiadas esperanzas.
Las políticas antidemocráticas y racistas
Ya se están empezando a ver reacciones racistas en todo el mundo. No solo Donald Trump ha bautizado a la COVID-19 como el "virus chino", sino que en algunos países (incluido España) algunos ciudadanos ya están empezando a atacar a la población china. Población que tal vez no ha pisado China en su vida. Los políticos populistas se aprovecharán deshonestamente de esta situación de debilidad económica, desigualdad y desempleo para echar la culpa de la crisis a los extranjeros. Y la gente, que ya está sobrepasada con la situación, será aún más propensa a creerse las manipulaciones indecentes de estos líderes sin escrúpulos.
Asimismo, también habrá que esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos en el enfrentamiento entre Estados Unidos y China. Si la situación ya era bastante inestable, ahora el desajuste comercial, tecnológico y financiero entre ambos países se verá incrementado.
La desglobalización
Tras el paso del coronavirus, los trabajadores ganarán menos por el mismo trabajo, lo que aumentará la brecha de las disparidades de ingresos y economía, que ya era grave de por sí. Al mismo tiempo, las empresas intentarán descentralizar sus cadenas de producción a regiones más baratas para recortar gastos. No obstante, tras los problemas de distribución internacional de mascarillas, EPI y material sanitario, la mayoría de los países va a inclinarse hacia la tendencia de la desglobalización, blindando las empresas nacionales e imponiendo restricciones al movimiento de bienes, servicios, información y mano de obra.
El cambio climático
Por supuesto, no debemos olvidarnos de ese peligro latente que nos acecha desde hace años. Aunque el coronavirus le ha dado un respiro al planeta, no es suficiente ni de lejos para subsanar unos daños que tal vez sean ya irreparables. Existen varios informes que han demostrado que los desastres ambientales y las sucesivas epidemias víricas que hemos sufrido en los últimos años (SARS, H1N1, MERS...) están estrechamente relacionadas con los desajustes medioambientales y el abuso de los ecosistemas de mano de la humanidad. Tal vez, dentro de unos años, nos arrepintamos de nuestros actos, porque si hay algo más grave que una crisis económica, es la muerte.
La tormenta perfecta está a punto de golpearnos. Sujetémonos a donde podamos, porque vienen curvas y una terrible depresión que podría hundir toda la economía mundial en una década que aún no ha empezado.