No está siendo el mejor año para ahorrar dinero o invertir. La culpable es la sospechosa habitual: la inflación. Y es que la situación económica no solo nos impide ahorrar, sino que la inflación también está devorando nuestros ahorros. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
¿Se pueden proteger los ahorros de la inflación?
La inflación galopante que ahoga el país está bajando drásticamente el poder adquisitivo de los hogares españoles. Pero esa no es la única consecuencia de la subida de los precios.
La inflación es el enemigo silencioso de los inversores y los ahorradores, ya que poco a poco se va comiendo los ahorros si se mantienen parados. Por lo tanto, la solución para suavizar el golpe debería ser poner a trabajar el dinero. Sin embargo, aunque la subida de los tipos de interés empieza a mejorar la rentabilidad de los productos de ahorro, los economistas anticipan que va a ser difícil combatir las pérdidas sin asumir más riesgos.
Según MyInvestor, no es recomendable tener dinero guardado "bajo el colchón" o depositado en una cuenta corriente sin más. Lo ideal sería guardar la cantidad necesaria para cubrir gastos, imprevistos o emergencias e invertir el resto en diferentes productos de inversión. El objetivo es mantener el poder adquisitivo y evitar que el dinero ahorrado se devalúe.
No obstante, tradicionalmente las familias españolas tienden a ser más conservadoras. El lado positivo de la subida de los tipos de interés es que las rentabilidades del ahorro conservador empezarán a tener intereses más atractivos, especialmente después de muchos años de remuneraciones a cero.
Es más, se espera que en las próximas semanas el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a elevar las tasas rectoras con el fin de limitar la subida generalizada de precios, lo que tendrá un efecto beneficioso en el ahorro bancario. El problema es que los bancos no son precisamente rápidos a la hora de pasar las subidas de tipos a los ahorradores.
Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar perder nuestros ahorros?
Para los perfiles conservadores, los planes de pensiones o los fondos de inversión pueden ser una buena solución, aunque llevan todo el año acumulando pérdidas. Pero si estamos dispuestos a asumir un mayor nivel de riesgo, los ETF o la renta variable son otras alternativas menos seguras. Acudir a un asesor financiero para recibir orientación profesional podría ser clave en este momento, pero tampoco hay que esperar milagros.
Ahora mismo, las tasas de ahorro bancario están muy por debajo de los tipos de interés y la inflación. Sí que existen productos financieros para canalizar el ahorro acumulado y multiplicar las ganancias (como es el caso del interés compuesto) y la volatilidad de los mercados puede abrirnos una ventana de inversión atractiva, pero conviene no lanzarse a la piscina sin la ayuda de un profesional cualificado que nos guíe.