El impuesto sobre la renta de las personas físicas (más conocido como IRPF) es uno de los impuestos más temidos por los ciudadanos, pero también uno de los más importantes del sistema tributario español. Por ello, hemos elaborado una guía para saber qué es el IRPF, quién está obligado a pagarlo y para qué sirve.
¿Qué es el IRPF?
El IRPF es un impuesto progresivo y directo que grava la renta de las personas físicas. Esto significa que cada persona paga una cantidad que depende de sus circunstancias personales y familiares y de su riqueza. A mayores ingresos, más tendremos que pagar. Se trata de un tributo de obligado cumplimiento y, como la mayoría de los impuestos, no se recibe una contraprestación directa a cambio de su pago.
El pago se realiza mes a mes a través de las retenciones que se realizan en las nóminas de los trabajadores por cuenta ajena y cada tres meses en el caso de los trabajadores autónomos a través del modelo 130. Además, excepto en contadas excepciones, cada ciudadano, matrimonio o unidad familiar tiene que hacer una declaración de la renta anual a través del modelo 100 (la versión digital del "difunto" programa PADRE).
El plazo de presentación va del 1 de abril al 30 de junio. Tenemos la opción de confirmar el borrador o de editarlo para presentar una declaración. Una vez terminado, nos saldrá como resultado "a devolver" (si hemos pagado de más) o "a ingresar" (si tenemos que pagar aún más).
¿Quiénes están obligados a pagar el IRPF?
Están obligadas a pagar el impuesto progresivo que grava la renta de las personas precisamente las personas físicas residentes en España. ¿Pero qué se entiende por "residente en España"? Las personas que vivan la mayor parte del tiempo en el país, independientemente de su origen o nacionalidad, se consideran residentes en España.
No obstante, la Agencia Tributaria establece algunas excepciones a la obligación de hacer la declaración de la renta. Por ejemplo, aquellos que perciben unos rendimientos del trabajo personal iguales o inferiores a 22.000 euros anuales de un solo pagador no están obligados a presentar la declaración.
¿Qué grava este impuesto?
El IRPF grava la renta obtenida durante un ejercicio por las personas físicas residentes en el territorio español. Esta renta se compone por varios elementos:
- Los rendimientos del trabajo. Aquí se incluye el salario, las pensiones o las prestaciones por desempleo.
- Rendimientos del capital. El dinero que procede de los elementos patrimoniales, derechos o bienes en posesión del contribuyente y que no estén afectos a actividades económicas.
- Rendimientos de actividades económicas. Son los rendimientos que proceden del trabajo personal y del capital que suponen por parte del sujeto pasivo la ordenación por cuenta propia de medios de producción o de recursos humanos, con la finalidad de intervenir en la producción o distribución de bienes o servicios.
- Ganancias y pérdidas patrimoniales. El dinero que se obtiene o se pierde por los titulares de elementos patrimoniales, como una cartera de acciones o un fondo de inversión.
- Imputaciones de rentas establecidas por ley. Aquí se incluyen las rentas inmobiliarias, las rentas por cesión de derechos de imagen, las rentas obtenidas por socios o partícipes de las instituciones de inversión colectiva (IIC) formadas en paraísos fiscales y las rentas en régimen de transparencia fiscal internacional, entre otras.
¿Hay rentas exentas?
Las rentas exentas de tributar vienen establecidas en el artículo 7 de la LIRPF. Las más importantes son las siguientes:
- Las prestaciones públicas extraordinarias por actos de terrorismo y las pensiones derivadas de medallas y condecoraciones concedidas por actos de terrorismo.
- Las ayudas de cualquier clase percibidas por los afectados por el virus de inmunodeficiencia humana.
- Pensiones reconocidas en favor de aquellas personas que sufrieron lesiones o mutilaciones con ocasión o como consecuencia de la Guerra Civil.
- Las indemnizaciones como consecuencia de responsabilidad civil por daños personales, en la cuantía legal o judicialmente reconocida.
- Las indemnizaciones por despido o cese del trabajador hasta cierto límite.
- Prestaciones reconocidas al contribuyente por incapacidad permanente absoluta o gran invalidez.
- Las pensiones por inutilidad o incapacidad permanente del régimen de clases pasivas, siempre que la lesión o enfermedad inhabilite por completo al perceptor de la pensión para toda profesión u oficio.
- Algunas prestaciones por maternidad o paternidad y las familiares no contributivas, y las pensiones y los haberes pasivos de orfandad y a favor de nietos y hermanos, menores de 22 años o incapacitados para todo trabajo.
- Las cantidades percibidas de instituciones públicas con motivo del acogimiento de menores, personas con discapacidad o mayores de 65 años.
- Las becas públicas.
- Los premios literarios, artísticos o científicos relevantes.
¿Para qué sirve el IRPF?
El dinero que se recauda a través de este impuesto se reparte entre la Administración General del Estado y la comunidad autónoma donde reside el contribuyente. Los políticos de cada territorio utilizan este dinero para invertirlo en justicia, educación, investigación y desarrollo, construcción y reparación de infraestructuras, armamento y seguridad, ayudas sociales, mantenimiento de funcionarios... y mucho más.
Vamos, básicamente sirve para que cada ciudadano aporte una cantidad económica en la medida de sus posibilidades (o de lo que declare legalmente) para financiar un fondo común para pagar los bienes y los servicios públicos. A nadie le gusta pagar impuestos, pero a todo el mundo le gusta que le atienda un médico cuando está enfermo, cobrar la pensión y que las carreteras estén en buen estado.