La energía es uno más de los protagonistas del conflicto bélico desatado en Ucrania. Mientras el drama humano se ceba con innumerables víctimas, las consecuencias económicas están sacudiendo el mundo. ¿Podemos esperar cortes de suministro de materias primas a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania?
¿Se verá afectado el suministro de materias primas a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania?
Esta semana hemos sido testigos de un incremento del precio de algunos alimentos básicos de la lista de la compra y una subida dramática del precio de los combustibles. Y esto parece ser solo el principio tras el veto a las importaciones de petróleo y gas ruso impuesto por Estados Unidos y Reino Unido.
En esta situación la energía juega un papel fundamental, habiéndose convertido en un arma más de Vladímir Putin. Es más, se trata de una balanza con la que Rusia y Occidente miden sus fuerzas, encerrando un gran potencial destructor para ambas economías.
Todo forma parte de un intrincado sistema. Rusia es uno de los principales proveedores de energía de Europa, una región que ha hecho más bien poco para limitar su independencia del gas y petróleo ruso. Pero Putin necesita dinero para financiar su terrible guerra, especialmente tras las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y Estados Unidos.
Además, la fuga de empresas occidentales y la consideración de Rusia como país insolvente (según el mercado de deuda) aumentan esa necesidad de ingresos. Pero todo esto no impide que la UE siga comprando gas y petróleo rusos a través de la única ventana del sistema SWIFT que ha dejado abierta.
Obviamente, que la industria energética haya quedado fuera de las sanciones no es una casualidad, aunque esta situación podría cambiar dentro de poco. De hecho, el mercado de las materias primas ya ha empezado a sufrir ciertos cortes de suministro.
¿Qué materias primas están en juego?
La clave está en que Rusia exporta el 26% del petróleo y el 40% del gas que consume la Unión Europea. Además, no solo es el segundo mayor productor de crudo del mundo, sino que también es el segundo mayor productor de paladio. El paladio es una materia prima básica para la producción de ordenadores y coches eléctricos.
Pero los rusos también controlan gran parte de la producción global de esponja de titanio, aluminio y níquel. Por otro lado, Rusia y Ucrania componen el mayor bloque de producción de trigo del mundo, sumando un 28% del total.
Curiosamente, el suministro desde Rusia no solo no se ha reducido, sino que en el caso del gas ha aumentado. Sin duda, el alza de precios del gas en Europa es un incentivo para no paralizar el suministro. Sin embargo, la situación tensionada de los precios está provocando ciertas interrupciones, aunque no sea una opción buscada por ninguna de las dos partes. La Unión Europea necesita el gas y Rusia necesita los ingresos, por lo que un corte de suministro es un escenario negativo para ambas partes.
A esto se suma un problema añadido: para los intermediarios de materias primas, ahora el petróleo y el gas ruso son un activo de riesgo muy elevado. Y es que se teme que no tengan salida en el mercado.
A pesar de todo, los expertos consideran que lo más probable es que el mercado experimente un alza sostenida de los precios del gas y del petróleo, pero no un corte de suministro como tal, ya que los efectos serían perjudiciales para todos. A corto plato, esto se traducirá en nuevas subidas del precio de la electricidad y de las materias primas, y así como en un incremento de la inflación.
No obstante, en los próximos meses sí que se esperan problemas de suministros de materias primas como el aceite de girasol o los cereales, así como sus derivados. Este problema es especialmente grave para las granjas, ya que no se podrían alimentar a todos los animales, con los sacrificios que conlleva.