Seguro que has oído hablar del crowdfunding alguna vez. Hasta hace poco, la única opción de los emprendedores que no tenían dinero para sacar adelante su proyecto era recurrir a préstamos, créditos, subvenciones o incluso a nuestros amigos y familiares. Pero las nuevas tecnologías nos ofrecen nuevas posibilidades. Una de ellas es el crowdfunding.
¿Qué es el crowdfunding?
El crowdfunding, también llamado micromecenazgo, es un sistema colaborativo de financiación de proyectos a través de internet. Utilizando las nuevas tecnologías, los emprendedores que necesitan inversión pueden promocionar sus proyectos por un módico precio para atraer inversores de todo el mundo.
Lo peculiar de estos inversores es que no necesitan participar con grandes cantidades de dinero, sino que pueden aportar una pequeña cuota a cambio de una compensación proporcional. Aunque la colaboración también puede ser altruista.
Este sistema de financiación colectiva sirve para impulsar todo tipo de proyectos. Por ejemplo, se pueden financiar películas, creación de escuelas, campañas políticas, eventos culturales, ediciones especiales de libros, programas informáticos y todo tipo de inventos. Se trata de una vía muy útil para que las personas interesadas en el lanzamiento de un producto o proyecto puedan ayudar a sacarlo a la venta o a producirlo.
¿De dónde surgió el crowdfunding?
La figura del mecenas existe desde hace cientos de años, lo mismo que las donaciones. Sin embargo, se considera que el primer crowdfunding tuvo lugar en el año 1997, cuando los seguidores de la banda británica de rock Marillion financiaron colectivamente su gira por Estados Unidos. Consiguieron reunir 60.000 dólares.
Sin embargo, antes de la llegada de Windows 95 y de la invasión de los Tamagotchis, el grupo español Extremoduro también utilizó este sistema en 1989 para lanzar su primer disco. Recolectaron 250.000 pesetas (algo más de 1.500 euros), lo suficiente para pagar el estudio de grabación.
Hoy en día existen multitud de plataformas de crowdfunding online desde las que podemos colaborar en diversos proyectos. Algunas de las más famosas son Kickstarter, Verkami e Indiegogo.
¿Cómo funciona el crowdfunding?
Todo proyecto financiado a través de crowdfunding sigue una serie de pasos, independientemente de sus características. Para empezar, el emprendedor envía su idea o proyecto en una plataforma de crowdfunding (generalmente online) indicando todo tipo de detalles, como el dinero que necesita, el plazo de recaudación y la descripción.
A continuación, la plataforma o sus usuarios valoran el proyecto. Si se aprueba, se publica en la página web, junto a las posibles recompensas. Generalmente, se establece una fecha límite para que la gente pueda participar.
Al cierre del proyecto, se comprueba si se han alcanzado los objetivos. Hay plataformas que dan al emprendedor el dinero, independientemente de que haya logrado su meta, aunque otras no pagan nada si no se han cumplido los objetivos.
¿Qué modelos existen?
Como hemos visto, el crowdfunding sirve para financiar proyectos a partir de pequeñas aportaciones. La diferencia entre el crowdfunding y las donaciones es que la participación en el primero suele conllevar una recompensa (aunque no siempre). Dependiendo del tipo de contraprestación que obtengamos a cambio, encontramos cinco modelos principales de micromecenazgo:
- De recompensas. Aquí el emprendedor ofrece a sus "mecenas" un "premio", ya sea físico (como una copia del producto financiado) o virtual (por ejemplo, aparecer en los agradecimientos).
- Acciones. Los participantes reciben acciones de la empresa.
- Donaciones. Se trata de participaciones altruistas.
- Royalties. Aquí el participante invierte en un proyecto o una empresa a cambio de una parte simbólica de los beneficios, aunque sea pequeña.
- Préstamos o crowdlending. Son financiaciones en masa a través de préstamos a una empresa, que deberá pagar un interés por la cantidad prestada.