A veces, una empresa rentable puede no ser viable por no disponer de una gestión del capital circulante apropiada. ¿Pero qué es eso de la gestión del circulante y cómo podemos mejorar la liquidez de nuestro negocio?
Cómo funciona la gestión del capital circulante
El capital circulante o fondo de maniobra es el dinero que fluye en una empresa. Es decir, se trata del dinero que permite que se puedan realizar sus operaciones con normalidad, tanto cobros como pagos.
Por lo tanto, la gestión del capital circulante es un mecanismo que sirve para que un negocio disponga de liquidez suficiente para mantener su actividad, fomentar el crecimiento y reducir los riesgos de insolvencia. En este sentido, el capital circulante se convierte en el combustible que hace funcionar una empresa en condiciones normales, ya que se trata del flujo de efectivo que permite que la empresa realice sus funciones a diario.
De esta forma, la gestión del capital circulante consiste en la planificación y el control de los flujos de caja para asegurar una liquidez adecuada a la empresa. Pero también sirve para analizar las diferentes partidas con el fin de mejorar la rentabilidad.
En palabras más sencillas, a través de la gestión del circulante se procura que la empresa disponga de suficientes fondos para hacer frente a sus obligaciones de pago. Estos fondos se obtienen a través de los cobros, los saldos positivos y las fuentes de financiación.
Cómo mejorar la liquidez de una empresa
Para realizar una buena gestión del capital circulante hay que empezar por llevar un control riguroso de los pagos a terceros. Aquí entran los proveedores, los empleados, los impuestos, la Seguridad Social y otros gastos.
Además, los expertos recomiendan anticiparse a los posibles riesgos llevando un control de las facturas. También es aconsejable realizar un seguimiento de los plazos de las entregas o los servicios demandados por los clientes, así como hacer inventario para evitar acumular materia prima o productos finalizados con el objetivo de evitar costes adicionales de almacenaje o un descenso de ingresos por ventas mal planificadas. Otras posibles soluciones son las medidas de protección (como los comités de riesgos o soluciones Supply Chain Finance) o la búsqueda de fuentes alternativas de financiación, como las líneas de crédito.