El agujero que ha dejado la crisis del coronavirus se tiene que llenar de alguna forma. Para el Gobierno la solución empieza por una importante subida de impuestos. La primera medida anunciada pretende recaudar 9.000 millones. Esta subida incluye la tasa Google, la tasa Tobin, un impuesto verde y la subida del IVA a las bebidas azucaradas y edulcoradas. Tras analizar la tasa Tobin, vamos a ver qué es la tasa Google, para qué sirve, qué grava y cómo afecta al ciudadano de a pie.
Tasa Google: Definición y características
El impuesto a los servicios digitales, más conocida como tasa Google, está regulado en la Ley 4/2020, de 15 de octubre, del Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales. Según la propia ley, este impuesto se ha creado para adaptarse a una "economía mundial que está adquiriendo rápidamente carácter digital".
Muchas veces los modelos de negocio digitales se desarrollan a través de actividades a distancia con escasa o nula presencia física en España. Estas empresas basan su función en "activos intangibles, datos y conocimientos". Hasta ahora, esto no se contemplaba en las normas fiscales internacionales. La consecuencia es que las compañías podían "deslocalizar los activos intangibles a jurisdicciones de escasa o nula tributación". En otras palabras: las grandes empresas digitales (véase Google, Amazon, Netflix o Facebook) se libraban de tributar en países donde tienen millones de clientes y amasan grandes cantidades de dinero.
La tasa Google gravará a partir del 16 de enero de 2021 con un 3% a las empresas multinacionales con ingresos anuales de al menos 750 millones de euros a nivel mundial y de tres millones en España. Este impuesto será de liquidación trimestral y será de aplicación cuando la intermediación, visualización de publicidad o transmisión de datos tenga origen en un dispositivo localizado en España. Sin embargo, el lugar del pago digital o de la entrega física de los bienes y servicios queda fuera del ámbito de esta ley.
A través de este nuevo impuesto, Hacienda tenía prevista una recaudación inicial de unos 1.200 millones de euros. Sin embargo, tras la pandemia de la COVID-19 rebajó la cifra a 968 millones.
¿Qué se considera como "servicio digital"?
El propio título de la ley habla de "determinados servicios digitales". Entonces, ¿a qué tipo de servicios afecta? Según la propia norma, "se trata de servicios digitales en relación con los cuales existe una participación de los usuarios que constituye una contribución al proceso de creación de valor de la empresa que presta los servicios, y a través de los cuales la empresa monetiza esas contribuciones de los usuarios". Es decir, se trata de servicios "que no podrían existir en su forma actual sin la implicación de los usuarios".
En otras palabras más sencillas: las disposiciones de esta ley se aplicarán a apps, redes sociales, plataformas, páginas webs y cualquier servicio online que no pueda existir sin la participación de los usuarios. Por lo tanto, los servicios digitales gravados por este impuesto son:
- La inclusión de publicidad en una interfaz digital dirigida a sus usuarios (servicios de publicidad online).
- La puesta a disposición de interfaces digitales multifacéticas que permitan a sus usuarios localizar a otros usuarios e interactuar con ellos, o incluso facilitar entregas de bienes o prestaciones de servicios subyacentes directamente entre esos usuarios (servicios de intermediación en línea).
- La transmisión (incluidas la venta o cesión) de los datos recopilados acerca de los usuarios que hayan sido generados por actividades desarrolladas por estos últimos en las interfaces digitales (servicios de transmisión de datos).
No obstante, se establecen algunas exclusiones. Quedan excluidas del impuesto el comercio electrónico, las telecomunicaciones y las entregas de bienes entre usuarios.
¿Por qué la OCDE ha criticado las tasas Tobin y Google?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera que hay un riesgo de que los países adopten medidas sin coordinación y unilaterales a este respecto, como ha hecho España. De esta forma, la OCDE ha solicitado a los países que echen en freno hasta que haya un consenso internacional.
Los economistas consideran que una incorrecta aplicación del impuesto sobre los servicios digitales podría derivar en guerras fiscales y comerciales en un momento muy complicado para la economía mundial. Sin un consenso, la OCDE se teme que la respuesta de Estados Unidos (donde está la sede de las grandes multinacionales tecnológicas) sea aumentar los aranceles a los productos españoles. Algo que ya pasó tras una maniobra fiscal por parte de Francia.
La respuesta del Gobierno español ha sido dejar abierta la posibilidad de modificar las tasas Tobin y Google. En este sentido, los Presupuestos Generales del Estado podrán cambiar el tipo impositivo y las exenciones de ambas tasas. Además, también podrán modificar los umbrales que establecen la obligación del pago y "las normas precisas para cumplir las obligaciones derivadas del Derecho Comunitario".
¿Cómo me afecta la tasa Google?
Los economistas prevén que la tasa Google tenga un impacto de entre 515 y 665 millones de euros en el bolsillo de los ciudadanos españoles como consecuencia directa del aumento de precio de los servicios. Según un estudio de PWC (la consultoría que audita a Blue Finance Ibérica), las compañías afectadas buscarán compensar la subida de impuestos incrementando el coste de sus productos digitales.
Asimismo, las empresas españolas que utilizan servicios digitales tendrán menos beneficios. Por un lado, tendrán que hacer frente a un aumento del coste de las plataformas y del marketing online. Por otro lado, las ventas se reducirán por el traslado de parte de ese precio al cliente final.
Traducción: al final siempre pagan los mismos. Incluso en estos tiempos tan complicados y con una inminente crisis económica en ciernes a causa de la pandemia del coronavirus.