Nos ha tocado vivir una de esas épocas de tiempos interesantes de la maldición china. Hace justo dos años vivíamos la que sería nuestra última semana normal en mucho tiempo y ni siquiera lo sabíamos. Mientras seguimos luchando contra la pandemia del coronavirus, Rusia ha desatado una guerra que está provocando terribles consecuencias en todo el mundo. Más allá del drama humano, los efectos económicos van a ser devastadores, efectos que se unen al ciclo alcista de precios que estábamos sufriendo. Uno de esos incrementos afecta directamente al combustible. ¿Cómo va a afectar la guerra entre Rusia y Ucrania al precio de los combustibles?
La guerra entre Rusia y Ucrania provoca una drástica subida del precio de los combustibles
Cuando hace unas semanas nos quejábamos del precio de los combustibles, no podíamos imaginar que lo peor estaba aún por llegar. Visitar hoy una estación de servicio puede provocar un infarto al conductor medio.
Y es que el diésel ha alcanzado un precio máximo de 1,8 euros y la gasolina de 1,9 euros por litro. De hecho, en solo una semana, llenar el depósito de un vehículo medio se ha encarecido unos diez euros, un incremento sin precedentes que viene provocado por un miedo a la escasez de suministros que ya se está reflejando en los mercados.
No obstante, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) anunció hace unos días que va a liberar 60 millones de barriles de petróleo de las reservas estratégicas de sus miembros en todo el mundo para garantizar que el suministro tras el estallido del conflicto bélico. El objetivo es mandar un "mensaje fuerte y coordinado" a los mercados mundiales de crudo.
La situación ya era complicada antes del delirio que llevó a Vladímir Putin a invadir Ucrania, pero ahora ese despropósito ya afecta directamente al bolsillo de los consumidores españoles. Y lo peor está por llegar, puesto que muchos alimentos básicos van a subir de precio y el PIB bajará al menos un 1,5%.
Un problema que solo acaba de empezar
Los problemas de suministro se unen a la desconfianza de los bancos para financiar operaciones con las petroleras rusas. También hay preocupación en los puertos, ya que hay estibadores (como los de Reino Unido) que se niegan a colaborar en las descargas de carburante ruso.
A eso se une el veto que han impuesto Estados Unidos y el Reino Unido al petróleo ruso esta semana. Aunque esperada, esta medida promete incrementar aún más los precios del crudo.
A todo esto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que hará todo lo posible para que las empresas y los ciudadanos españoles no se conviertan en rehenes de Putin. Lo que no dijo es que estos drásticos incrementos se producen en un momento en el que se está tramitando un aumento de la fiscalidad energética para actualizarla según los parámetros de las políticas ambientales europeas, lo que equivale a otro encarecimiento más de los carburantes.
Según la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por el momento no se van a aplicar subidas inmediatas de estos impuestos, aunque el Libro Blanco sobre la reforma fiscal recoge numerosas medidas (como el polémico pago por el uso de las autovías) que obligarán a todos los titulares de un vehículo a vaciarse los bolsillos, lo utilicen o no.
Parece que no nos va a quedar otra que jubilar nuestro vehículo y volver a invertir en bicicletas, zapatos buenos y caballos.