La situación del petróleo ya era preocupante antes de la guerra entre Rusia y Ucrania, pero el problema está a punto de alcanzar el siguiente nivel. Según los economistas, el petróleo está en fase de destrucción de demanda. ¿Pero qué significa eso, qué consecuencias tiene y cómo afecta a nuestro bolsillo?
¿Qué es la destrucción de demanda?
En economía, la destrucción de demanda es una disminución permanente o sostenida de la demanda de un bien como consecuencia de unos precios muy altos y persistentes. Este fenómeno suele darse en bienes del sector energético, como el gas o el petróleo, dos materias primas que han experimentado fuertes tendencias alcistas en los últimos meses.
La escasez del producto y los altos precios provocan que los consumidores intenten reducir el consumo o buscar soluciones alternativas. Pero algunos bienes son más fáciles de dejar de consumir que otros.
¿Qué está pasando con el petróleo?
A mediados del mes de marzo el precio del petróleo cayó drásticamente en unos pocos días. Sin embargo, este alivió duro poco, ya que la semana pasada volvió a retomar el camino alcista, presumiblemente por el estancamiento de la guerra y la carencia de alternativas rápidas para reemplazar el petróleo ruso.
Pues bien, los economistas ya auguran que, si estos niveles se mantienen, forzarán un reequilibrio del mercado a través de la destrucción de la demanda. No obstante, este proceso no es precisamente la solución ideal. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía ya empezado a prepararnos.
¿Qué implica que el petróleo entre en fase de destrucción de demanda?
A lo largo de las últimas semanas, el precio de los combustibles se ha disparado hasta alcanzar niveles históricos. El problema con la gasolina es que necesitamos seguir desplazándonos en nuestros vehículos para ir a trabajar, llevar a los niños al colegio y realizar otras tareas. Por lo tanto, la teoría económica indica que la demanda de petróleo no puede cambiar de golpe (especialmente por el uso de los motores de combustión y de los sistemas de calefacción).
Pero, claro, si el precio del petróleo sube escandalosamente y se mantiene durante unos meses, el consumo se va a reducir inevitablemente sin que sea necesario cambiar la estructura de la economía. Eso es lo que se conoce como destrucción de la demanda. Y, según los economistas de JP Morgan, nos estamos acercando a este escenario a toda velocidad.
Para que se produzca la destrucción de demanda, desde JP Morgan indican que el precio del petróleo se tendría que mantener en unos 120 dólares durante unos meses. A fecha de ayer, el barril de Brent cotiza en los 109 dólares. Y parece que podría mantenerse en ese intervalo mientras dure la guerra en Ucrania.
Para los economistas de JP Morgan, la destrucción inmediata de la demanda será la única forma de reequilibrar el mercado a corto plazo, a no ser que se produzcan avances significativos en las negociaciones de paz (y que se limiten los posibles envenenamientos en las reuniones).
Además, los analistas de Natixis señalan que el alargamiento del conflicto aumenta el riesgo de sanciones (como la prohibición de importación de petróleo y gas ruso que han impuesto Estados Unidos y Reino Unido), algo que podría poner en riesgo las exportaciones a Europa. A su vez, esto supondría seguir empeorando la situación de escasez de petróleo en el mercado.