La familia tradicional está en peligro de extinción. Hasta hace tan solo unos años, lo más habitual era que un matrimonio tuviera dos, tres o más hijos. Hoy en día, cada vez son más raras las familias con más de un hijo. De hecho, cada vez son más habituales los hogares para una o dos personas. La prueba está en los supermercados: de los paquetes de comida familiares hemos pasado a los individuales. ¿Pero cuáles son las causas de este fenómeno?
La decadencia de la familia tradicional
Según la Proyección de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), se acerca un importante cambio en el modelo de familia tradicional. Dentro de 15 años, cada vez más gente vivirá sola, y en seis de cada diez hogares vivirán solo una o dos personas. En otras palabras: en 2035 será cada vez más raro ese retrato formado por madres, padres y montones de hijos en una misma casa.
Y es que la familia, tal y como la conocemos tradicionalmente, es un estereotipo de los años 70 difícilmente reproducible hoy en día. En la actualidad, menos del 20% de los hogares en España siguen ese modelo, y el porcentaje baja a números residuales para las viviendas en las que conviven varias generaciones, incluyendo abuelos y nietos.
Según el INE, el porcentaje de hogares unipersonales aumentará un 20% en los próximos 15 años. Además, también las características de los inquilinos van a cambiar. Hasta ahora, el perfil habitual de la persona que vive sola estaba asociado a la tercera edad, pero cada vez más generaciones se acogerán a este modelo.
Según Albert Esteve, el director del Centro de Estudios Demográficos de Cataluña, hay dos grupos principales de nuevos inquilinos unifamiliares. De esta forma, hay que diferenciar entre la "gente joven que con treinta y pocos años se emancipa de casa de los padres, pero no tiene pareja y vive sola. El porcentaje de personas emparejadas también está cayendo y esto engrosa el porcentaje de hogares unipersonales". Asimismo, las personas entre 50 y 60 años que han caído en el "fenómeno del divorcio" también formarán parte de otro grupo, pues, si tienen hijos, estos ya se han emancipado.
¿Por qué cada vez son más habituales los hogares para una o dos personas?
¿Pero cuáles son las razones de este cambio de tendencia? Por un lado, cada vez sentamos la cabeza más tarde y, por lo tanto, retrasamos la edad de tener hijos. Además, las familias de los últimos tiempos son más inestables, pues antiguamente las separaciones y los divorcios eran algo raro.
Por otro lado, también está disminuyendo la fecundidad, se tienen menos hijos o no se tienen (algo que se plantea en la perturbadora trama de El cuento de la criada). La incorporación de la mujer al trabajo, el frenético ritmo de vida actual, la inestabilidad laboral, el encarecimiento de la vida y la educación son algunas de las causas. La caída de la fecundidad se sitúa en 1,3 hijos de media. Según Esteve, "de la generación de 1975, que ahora tiene en torno a 45 años, el 25% no van a ser madres. Son candidatas a vivir solas porque no tienen hijos, y en algunos casos tampoco pareja".
Algunos sociólogos apuntan también a las nuevas formas de unión. Por ejemplo, algunas personas tienen pareja, pero viven cada uno en su casa. Y también hay hombres y mujeres que pueden tener hijos sin tener pareja.
No obstante, la crisis ha puesto freno a la caída del tamaño de los hogares. Como consecuencia, los modelos de convivencia han cambiado estos últimos años. Para mucha gente es imposible independizarse y se queda en casa de sus padres o decide compartir piso con otras personas (el llamado coliving).
Ahora, con la pandemia del coronavirus, puede las proyecciones cambien. Así, es posible que se impida la formación de nuevos hogares o que personas que hasta ahora vivían solas prefieran buscar compañía. La COVID-19 ha cambiado muchas cosas, y algunas todavía están por llegar.